RENACER CULTIRAL

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lunes, 30 de abril de 2018

El biplano de Zoilo Hermógenes García


Foto del poliplano construido por el aviador e ingeniero Vegano Zoilo Hermógenes García Peña ( Mojito ) en 1910.
http://historiadominicanaengraficas.blogspot.com/2015/10/foto-del-poliplano-construido-por-el.html



Muy pocos conocen que hace más de 100 años, un dominicano, nativo de la ciudad de la Vega, construyo un avión , al que bautizó POLIPLANO, con lo que se dio inicio en el país, a la historia de la aviación.
Nació en la ciudad de La Vega el 21 de Diciembre del 1881, se graduó de Ingeniero Civil, en el instituto Industrial du Nord de la France, en París y le fue otorgado el exequátur para ejercer la ingeniería, siendo el primer vegano (dominicano) en graduarse en dicha disciplina.
Para el Inventó en 1911 un tipo de avión al que llamo “Poliplano”, porque presentaba varios planos que le impedían al aparato caer a tierra si le ocurría algún inconveniente o un paro en el motor.
Los planos de este avión mas adelante fueron patentizados por el, y aunque recibió buenas y tentadoras ofertas de personas en el extranjero, especialmente Estados Unidos, nunca los vendió.
El avión fue creado en su país natal y volado por él en los Estados Unidos. Luego desconocidos destruyeron el aparato incendiando el hangar donde se encontraba en la ciudad de New York. De ese histórico aparato, que incluía nuevas innovaciones para esa época, quedo solo una fotografía.
Su invento, fue aceptado en el famoso club de Aviación de Saint Louis en Estados Unidos.
El ingeniero García fue el primer piloto dominicano y es considerado el padre de la aviación dominicana.

El avión Poliplano, supero al construido por los hermanos Wrigth.

Foto Archivo General de la Nación




El Padre Jesús Fabián Ayala y García

El Padre Jesús Fabián Ayala y García
Juan de Jesús Fabián Ayala y García
(La VegaRepública Dominicana27 de diciembre de 1789 - San Cristóbal,República Dominicana22 de agosto de 1879), también conocido como Padre Ayala,  fue un sacerdote católico y catedrático dominicano, considerado el fundador de la provincia de San CristóbalRepública Dominicana.
Nació el 27 de diciembre de 1789 en Soto, La V


ega, hijo de los esposos Manuel de Jesús Ayala y Ana García de Ayala, sus primeros maestros fueron sus padres y luego Francisco Paula y Francisco Rojas.
En abril del 1805 fue conducido junto a familiares y personas de La Vega, así como moradores de MocaSantiago y Cotui al Guárico (hoy Cabo Haitiano) por el General Jean-Jacques Dessalines, siendo entregado como esclavo a un hacendado, tiempo después logra retornar junto con su familia a La Vega, en donde continua sus estudios los cuales sigue en Santo Domingo en el convento Santa Clara como seminarista, quebrantos de salud le obligan retornar a La Vega, donde sirve como clérigo bajo la dirección y la protección del padre José Tavares.
El padre Ayala educó al General José del Carmen Reynoso y crio y educó al General Juan Suero, conocido en nuestra historia con el sobre nombre del Cid Negro; colaboro en los actos en honor a Francisco del Rosario Sánchez que fueron celebrados en San Cristóbal, cuando eran conducidos hacia el Panteón de la Patria en el 1875.
Realizó sus estudios en la Universidad de Santo Tomás de Aquino, ordenado sacerdote al inicio del 1815, estudió derecho civil y canónigo en 1815 y 1816, nombrado cura párroco de Bayaguana en 1816.
Fue él quien terminó de construir el Santuario de esa Comunidad y publicó una novena al Santo Cristo de los Milagros.
En los inicios del siglo XIX, el padre Ayala, sufrió la penalidades de la persecución al igual que fueron víctimas los colonos de Santo Domingo, estuvo preso en Haití, cuando Jean-Jacques Dessalines en 1805, se llevó centenares de habitantes, participó en la lucha por la Reconquista en el 1809. Durante la Guerra de la Reconquista que iniciara Juan Sánchez Ramírez, Juan de Jesús participó en la misma, luchando en el sitio de Santo Domingo, recibe una herida en un brazo, estando hospitalizado en el Hospital San Nicolás deBaní, hizo amistad con el párroco de Santa Bárbara, el padre José Ruiz, el cual le ayudo para que reciba clases de latinidad y teología del doctor Tomas Correa y Cidrón; en el 1814 ingresa en la Universidad de Santo Domingo, a la facultad de Humanidades.
El Arzobispo Pedro Valera y Jiménez lo designa auxiliar de los Capellanes de Coro de la Catedral, luego viajo a Puerto Rico a recibir las órdenes mayores hasta el grado de subdiácono de manos de Monseñor Juan Alejo de Arizmendi. De regreso a Santo Domingo retorna a su puesto en el coro, pero tiempo después ayudado de nuevo por el padre José Ruiz, embarca para Cuba, pero el viaje es interrumpido cuando un corsario ingles apresa la goleta en que viaja, liberado, llega a Cuba en donde es protegido por el padre Dionisio de Moya y Porte, recibiendo el diaconado y luego el Presbiterado de manos deJuan Bautista Sacristán (Arzobispo de Santa Fe de Bogotá), de regreso a Santo Domingo oficializa su primera misa en la iglesia de Santa Bárbara apadrinado por el padre José Ruiz, dedicándose a asistir a las cátedras de filosofía hasta el 1816, cuando es designado Cura Párroco de la parroquia de San Juan Bautista de Bayaguana en la cual estuvo hasta el 1820.
Llegada a San Cristóbal
Desde su llegada a San Cristóbal, el 16 de agosto de 1820 toma posesión, la parroquia estaba compuesta de varias ermitas, siendo cabecera parroquial la ermita ubicada en el ingenio de la hacienda San Cristóbal, lugar donde se inicia la fundación de la ciudad que llevara dicho nombre. Para esa época la población estaba diseminada por los campos, en muchos de los cuales existían oratorios de madera y techo de paja; con la abolición de la esclavitud por parte de las autoridades haitianas, muchos de los habitantes de los campos pasaron a vivir al poblado, el padre Ayala con la ayuda del General Borgella adquirió tierra, la cual fue puesta a disposición de quienes desearan edificar, el terreno fue limpiado de malezas y árboles por órdenes del General Richie, jefe militar haitiano del lugar, este le señalo al Padre Ayala el lugar en el cual debía de edificar la iglesia, sirviendo además de padrino en la colocación de la primera piedra del templo en el 1828 el cual fue bendecido el 7 de octubre de 1838, edifico además un asilo para los ancianos el cual existía aun para el 1862.
En el año 1828 comienza la construcción de la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, la cual culmina 10 años más tarde (1836). En su interior se encuentran sepultadas destacadísimas figuras de la vida social, religiosa, política y cultural del siglo pasado, entre ellas el mismo padre Ayala, su constructor. En una carta a Mons. Cocchia, dice “cargando una piedra me lastime la cintura y sufro mucho todo el año”.
Esta Parroquia fue bendecida por el Padre Jesús Fabián Ayala, el día 6 de Octubre de dicho año 1838, y no el día 7 del mismo mes y año, como error figura en la misma iglesia, en una tabla de caoba. El día de la bendición de dicha iglesia publicó el padre Juan de Jesús Ayala y García, la novena del Patrón San Cristóbal.
Se dedicó a la instrucción durante años, el 7 de mayo de 1842 un terremoto le causó daños al templo, iniciando pronto el Padre Ayala su separación; elegido diputado al Primer Congreso Constituyente en representación de San Cristóbal, el 21 de septiembre de 1844 le toma el juramento a los diputados en la iglesia de San Cristóbal luego de oficial una misa y el 6 de noviembre del mismo año canta un Te Deum al ser proclamada la Constitución.
El Padre Jesús Fabián siendo unos de los que intervinieron en la elaboración de la constitución de la República y firmante de la misma por la provincia San Cristóbal, en 1844.
Y al pronunciar un discurso, el cual aún se conserva, y contando en elart. 45 de la constitución de la República Dominicana, donde se estipula que la religión católica oficial del estado Dominicano, aunque se permiten otros cultos religiosos. El Padre Jesús Fabián ocupó varias funciones religiosas y sociales:
  • En el 1846, fue nombrado Agente Recaudador de San Cristóbal por la Sociedad Amigos del País en el 1857 fue confirmado por Pedro Santana en Jarabacoa, encargándole el padre Manuel Palet, vicario foráneo de la provincia de la Concepción de La Vega la parroquia de esa comunidad, en la cual estuvo hasta 1861. El Padre Ayala ejerció su ministerio también en la iglesia de Santa Bárbara en Santo Domingo (del 25 de febrero al 7 de julio de 1842) y del 19 de diciembre de 1850 al 1 de enero de 1851), el Seybo (del 11 de enero al 1 de febrero 1851), en la iglesia de San Carlos e Santo Domingo.
Como Subdelegado Apostólico gobernó la iglesia dominicana del 21 de mayo al 4 de julio de 1866 y del 9 de septiembre de 1866 hasta el 23 de abril de 1867; Gobernador Eclesiástico y Vicario General el 12 de agosto de 1871, al partir para Curazao el Vicario Apostólico Mons. Leopoldo Ángel Santanche de Aguasanta Fray Roque Cocchia lo Falleció el viernes 22 de agosto de 1879 en San Cristóbal a las once de la mañana. Sus restos está sepultado en la Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, ubicada en La Avenida ConstituciónSan Cristóbal, la cual fue construida por el mismo.
En memoria del Padre Ayala, el ayuntamiento del municipio de La Vega, designo el 14 de mayo de 1940, una calle en el sector de San Antonio. Fue Administrador de la Arquidiócesis de Santo Domingo y director del Seminario Conciliar de Santo Tomás Aquino, dejo escritas unas memorias con el títuloDesgracias de Santo Domingo, donde narra las penalidades que pasaron varios veganos incluyendo a él, cuando fueron llevado prisionero a Haití, a pie en el 1805, por orden de Juan Jacobo Dessalines a su paso por esa ciudad.
  • nombro Deán de la Catedral y Canónigo Honorario el 16 de diciembre de 1874.
Referencias

4.     La Vega y sus calles de Mario Concepción pág. 110 y 111
La primera abolición de la esclavitud en Santo Domingo, 1801
Conferencia pronunciada la noche el martes 23 de agosto de 2005 en el salón de actos de la Academia Dominicana de la Historia, en ocasión de conmemorarse el Día Internacional de la Abolición de la Esclavitud.
Emilio Cordero Michel
Miembro de número y vicepresidente de la Junta Directiva de la Academia Dominicana de la Historia.
Al conmemorarse hoy, 23 de agosto, el Día Internacional de la Abolición de la Esclavitud, en este breve trabajo intentaré determinar la fecha exacta en la que, por primera vez, fue abolida la esclavitud en la colonia española de Santo Domingo. El tema me parece importante, porque en República Dominicana no se conmemora esa fecha por desconocerse el día de 1801 en que el dirigente revolucionario haitiano Toussaint Louverture dio la libertad a los veinte y tantos mil esclavos que eran explotados en su territorio. La causa de ese desconocimiento es aparentemente inconcebible, ya que hasta la fecha no ha sido encontrado documento alguno (proclama, decreto, ordenanza o disposición) que la señale.
Para poder adentrarme en el tratamiento del tema, necesariamente tendré que referirme a sus antecedentes, la abolición de la esclavitud declarada en la colonia de Saint–Domingue por el comisionado Sonthonax y, luego, en todos los territorios ultramarinos, por la Asamblea Nacional de Francia, el 4 de febrero de 1794 y a la agresión monárquica contra la recién nacida república revolucionaria. Esta agresión, caracterizada por el intento secesionista de la nobleza desplazada del poder, apoyada por Inglaterra, España, Prusia, Austria y otras monarquías europeas, que culminó con la llamada Guerra de la Vendée, impulsó al diputado jacobino Georges Couthon a proponer a la Asamblea Nacional que declarara que
“La República Francesa era una e indivisible”; principio geopolítico que sería aplicado en esta isla por el régimen louverturiano. La agresión contra Francia produjo la derrota de España y la ocupación de tres cuartas partes del territorio peninsular por las tropas republicanas que se burlaban de la nobleza y de la fanática religiosidad del pueblo español, lo que representaba un ejemplo que los gobernantes ibéricos no podían permitir. Ello forzó a Manuel Godoy a solicitar el cese de la guerra. En la ciudad suiza de Basilea, los representantes de Carlos IV y de la Asamblea Nacional Francesa firmaron, el 22 de julio de 1795, un acuerdo de paz conocido históricamente con el nombre de Tratado de Basilea.
En virtud de las disposiciones de dicho Tratado: cesaron las hostilidades; Francia restituyó a España los territorios ocupados y el monarca español, a cambio de esas devoluciones, cedió a Francia la Parte Española de la Isla de Santo Domingo. Aunque no se especificó la fecha de entrega de la parte cedida, Francia no pudo tomar posesión inmediata por encontrarse repeliendo las agresiones monárquicas europeas. Después que Toussaint derrotó a los ingleses y a los mulatos que le combatieron por razones de clase, este brillante dirigente revolucionario puso en ejecución su tesis geopolítica, fundamentada en la francesa, de la unicidad e indivisibilidad política de la Isla de Santo Domingo.>>( Véase Art. 1º d e la Constitución de Saint–Domingue del 8 de mayo de 1801. En Luis Mariñas Otero, Las Constituciones de Haití. Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1968, p. 110.>>)
La genialidad de Toussaint consistió en considerar, con sobradas razones, que para poder garantizar la libertad de los antiguos esclavos de la colonia de Saint–Domingue y la viabilidad del nacimiento de un Estado libre, independiente y soberano, no podía permitir la existencia en la Parte Oriental de una colonia que mantuviera la esclavitud y que pudiera servir de cabeza de playa para una agresión francesa.
Tomando como pretexto que el general François Kerverseau autorizaba la trata de esclavos en el Santo Domingo Español y que Francia no había tomado posesión de la parte cedida por el Tratado de Basilea, Toussaint movilizó el ejército colonial que comandaba y, a nombre de la República Francesa, penetró, con dos cuerpos armados por el norte y el sur de la frontera de Aranjuez. El gobernador Joaquín García, alentado por los generales franceses Kerverseau y Antoine Chanlatte, así como por algunos antiguos plantadores de Saint–Domingue que habían escapado del proceso revolucionario haitiano, infructuosamente intentaron detener el avance de las tropas de Toussaint siendo derrotados en Guayubín, Mao y en Ñagá, cerca del Castillo de Haina. El general Kerverseau describió patéticamente la actitud asumida por los dominicanos cuando éste pretendió que rechazaran al ejército de Toussaint.<<< (General François M. Kerverseau. “Rapport sur la Partie Espagnole de Saint–Domingue Depuis de la Cession á la Republique Francaise par le Traité de Bale, Jusqu’a son Invasion par Toussaint Louverture, Presenté  au le Ministre de la Marine”. Boletín General del Archivo General de la Nación, Años 1 y 2, Vols. 2 a 6, especialmente el Nº 6. Ciudad Trujillo, Editora Montalvo, 1939, pp. 210–214. También existe resumen en español de Gustavo Adolfo Mejía–Ricart en su Historia de Santo Domingo, Vol. VII. Ciudad Trujillo, Editores Pol Hermanos, 1954 y como nota al pie de página figura la versión francesa, incompleta y con errores tipográficos en las páginas 22–46.     <<)
Declaró el militar galo: <<< ““(…) Pero si 1,500 hombres eran necesarios para enfrentar sea Toussaint e impedir su entrada al país, habría que llegar a 3,000 para echarle de las posiciones tomadas en el interior, en donde había franqueado los obstáculos más difíciles del terreno invadido y poseía ya todas las ventajas de su parte. (…) Pidió sólo 50 caballos y armas para equipar a50 franceses que escogería él mismo. Esa noticia llenó de gozo a la Ciudad. Los miembros del Cabildo se pusieron en campaña para buscar los caballos. Pero los pobladores de Santo Domingo los escondían para que no se los requisaran. No sólo no querían exponer sus vidas en la defensa, sino tampoco perder los caballos. En 24 horas sólo se pudieron conseguir 30 caballos o mulas y 27 equipos. (…) No teníamos en el terreno sino 200 combatientes armados de fusiles, pues el resto no llevaba sino lanzas. Al primer fuego, los lanceros espantados abandonaron sus armas y huyeron en desorden dando grandes gritos (…). Nuestras tropas habían sido puestas en fuga sin casi haberse batido. Es verdad que los negros de Alby y Bamby, la milicia de San Carlos y, sobre todo, los granaderos del Batallón de Santo Domingo, se habían conducido con valor, pero el resto había mostrado desgano, peleaba contra su gusto y deseaban el triunfo de Toussaint, ya que la víspera misma lo habían dicho, así, los mismos soldados.”(( Mejía–Ricart. Ob. cit., pp. 14–17.))
Después de arrollar la débil e infructuosa oposición y de negociar una “rendición honorable” con los delegados del gobernador Joaquín García (los señores José Sterling, Leonardo del Monte y Joaquín Gascue), Toussaint llegó a la ciudad de Santo Domingo al medio día del 26 de enero de 1801. Thomas Madiou describió así la entrada de Toussaint en la ciudad de Santo Domingo y su recibimiento por el gobernador y las autoridades edilicias:
El 27 de enero de 1801 (7 Pluvioso) él entró a Santo Domingo mientras con las detonaciones de 21 salvas de artillería se arriaba el pabellón español, seguidas de inmediato por 22 disparos de cañón saludando el izamiento de la bandera francesa que flotó en las murallas. Al mismo tiempo, el ejército entró a la Plaza de Armas con solemnidad y con el repique de las campanas de todas las iglesias, don García y el Cabildo acompañaron a Toussaint al edificio del Ayuntamiento (…) enseguida, un nuevo orden de cosas quedó establecido en la Parte del Este. Toussaint reunió en la gran plaza de la ciudad a toda la población y proclamó la libertad general de los esclavos.” 4
Otro clásico historiador haitiano, Beaubrun Ardouin, contradijo a Madiou y aseguró que: “El 26 de enero (y no el 27 según M. Madiou) el general en jefe hizo su entrada a la ciudad de Santo Domingo. El gobernador García y el Cabildo lo recibieron en la Puerta del Conde, entrada principal de la ciudad y lo invitaron a trasladarse al Ayuntamiento, (…) luego asistió con sus acompañantes a la catedral a un Tedeum cantado por un numeroso clero, con lo que se consagró solemnemente la toma de posesión de la antigua colonia española.”5
Más aún, este autor señaló que esa descripción era el resultado de las tradiciones orales, pues ignoraba si Toussaint Louverture había hecho algún acto escrito relacionado con la libertad de los esclavos de la Parte Española y que esta cesó automáticamente cuando tomó posesión el día 26 y las autoridades españolas laaceptaron.6
Dos de los tradicionales historiadores dominicanos dicen bien poco. Antonio del Monte y Tejada hizo una ligera referencia y Bernardo Pichardo no mencionó el hecho. José Gabriel García se basó en Madiou y afirmó que Toussaint llegó a la ciudad de Santo Domingo, a la cabeza de su ejército, el 26 ó el 27 de enero de 18017 y que: “(…) con el pretexto de proclamar la libertad de los esclavos, publicó un bando prescribiendo á los habitantes de la ciudad, sin distinción de edad, sexo ni clase, que debían comparecer a la plaza pública (…). A la hora convenida s presentó con sus ayudantes de campo, y echando el pié á tierra, comenzó por declarar abolida la esclavitud, (…).” 8
De los historiadores modernos, entre otros, Máximo Coiscou Henríquez, Carlos Larrazábal Blanco y Cipriano de Utrera tocan el tema de la llegada de Toussaint y la abolición de la esclavitud en 1801. En efecto, Coiscou Henríquez expresó: “En la parte española de Santo Domingo la esclavitud fue abolida una y otra vez por los invasores de Occidente: en 1801 por Toussaint Louverture, en 1822 por Jean-Pierre Boyer.” 9
Por su parte, Carlos Larrazábal Blanco aseguró que: “Cuando ocurrió la invasión y el gobernador García entregó la ciudad de Santo Domingo a Toussaint, éste en acto público en la Plaza de Armas declaró abolida la esclavitud.” 10
Frank Moya Pons consideró que: “La esclavitud fue abolida automáticamente por Toussaint a su llegada y esa abolición fue ratificada por la Constitución Política de la Colonia promulgada en Santo Domingo el día 27 de agosto de 1801 (sic)”.11
Es indudable que Toussaint abolió la esclavitud en 1801. Sin embargo, lo que no se puede asegurar con certeza es el día en que lo hizo, que debió ser entre el 26 de enero y el 7 de febrero, ya que en esta última fecha comenzó a implantar medidas sociales, económicas y políticas que transformaron radicalmente las arcaicas estructuras coloniales. Pienso que pudo ser el día 27 en la Plaza de Armas, previa convocatoria a la población para que asistiera al acto en el que se sembró la palma real y se colocó el gorro frigio en una lanza, símbolos ambos de la abolición de la esclavitud y la libertad, que figurarían en los primeros escudos republicanos dominicanos.
Y planteo que el acto en la Plaza de Armas no pudo ser el día 26 porque Gaspar Arredondo y Pichardo, santiaguero que vivió el momento, describió que después de Toussaint recibir en el Ayuntamiento las llaves de la ciudad y de sus fortalezas, el gobernador Joaquín García lo llevó “(...) con el Ayuntamiento a la catedral a entonar un solemne Te Deum, y concluido éste, a la casa de Palacio, dándole la derecha al huésped en su coche.” 12
Es decir, este testigo de los actos del día 26 no mencionó que se hubiera realizado la reunión en la Plaza de Armas ni que allí se declarara la abolición de la esclavitud. Más aún, no pudo ser el 26, porque en un documento encontrado por Cipriano de Utrera en el Archivo General de Indias, de Sevilla, contentivo del acta levantada por Francisco de Labastida, secretario del Ayuntamiento, el 26 de enero de 1801, cuando el gobernador García entregó las llaves de la ciudad a Toussaint, se indicó que la ceremonia comenzó a la 1:30 de la tarde y que inmediatamente después de los discursos, de manera apresurada, los presentes pasaron a la catedral para asistir al tedeum.
Esto hace pensar que el acto religioso pudo comenzar a las 2:30 o a las 3:00 p.m. y concluir una hora más tarde, esto es: a las 3:30 o a las 4:00 p.m. Si el gobernador García llevó a Toussaint en su coche a la casa del Palacio porque Toussaint tenía prisa, lo más probable es que el dirigente haitiano deseara descansar después del largo viaje a caballo. Por ello, no luce factible que esa tarde, con tan escaso tiempo y en una estación en la que anochecía a tempranas horas, se convocara a la población de la ciudad y se reuniera en la Plaza de Armas para escuchar la abolición de la esclavitud y contemplar la siembra de la palma real y la instalación del gorro frigio en un asta. Eso debió ocurrir al día siguiente o después.
La prisa que demostró Toussaint queda evidenciada al leerse parte de la señalada acta en la que se especificó que: “ Doy fe que, habiéndose concluido el acto de entrega y posesión de esta Ciudad por medio del recibo de las llaves de sus Puertas, se levantó el General en Jefe Todos los Santos Louverture de su asiento, con el designio de pasar a la Santa Iglesia Catedral a adorar a S. M. Sacramentado, que estaba expuesto; y quedó la Acta antecedente sin firmar, por haber llevado consigo al Ilustre Cuerpo y Señor Capitán General don Joaquín García al mismo Templo, los cuales señores, como impuestos de todo y de haberse extendido en el acto de la entrega de dicha Acta, prestaron su firma, como se manifiesta arriba. Y habiendo yo, el Secretario, de orden del Señor Alcalde de primer voto, pasado la referida Acta al Señor Capitán General, a fin de que le solicitase la del Señor General en Jefe, (…) se comisionó al Teniente Coronel del Regimiento de Infantería de Cantabria, don Joaquín Colas (…) para que pasase a la casa habitación del citado General en Jefe Todos los Santos Louverture, y le impusiese del contenido de todo lo que se componía la Acta Capitular, las firmas que en ellas  hallaban (…) para que igualmente firmase el dicho General en Jefe en el lugar hueco que para ello se le había separado, y se le pudiese colocar en el Libro del Ayuntamiento. (…) Y habiéndose verificado por el dicho Capitán Colas su encargo, le contestó el memorado General en Jefe que era extemporánea la firma que se pedía, respecto a que había ratificado los artículos propuestos por el Gobierno Español. En virtud de lo cual, y orientándose por dicho Comisionado al Señor Gobernador y Capitán General Don Joaquín García de la respuesta, me mandó la pusiese por nota al pie del Acta, (…) Santo Domingo y febrero once de mil ochocientos y uno. Francisco Labastida, Secretario.” 13
Es decir, que del citado documento se deduce que Toussaint no firmó el acta de capitulación redactada por las autoridades españolas de entrega de la Colonia del Santo Domingo Español a la República Francesa en 1801, lo que trastorna lo que tradicionalmente se conoce de este hecho histórico. Del mismo, también podría desprenderse, desde el punto de vista jurídico, que al Toussaint no firmarlo, pudo haber permitido a Napoleón declarar inválida la toma de posesión hecha por el dirigente revolucionario haitiano y servir de excusa para ordenar a su cuñado, Víctor Emmanuel Leclerc invadir la isla y restablecer la esclavitud.
Soy partidario de inclinarme por la posibilidad de que la primera abolición de la esclavitud en Santo Domingo fuera automática porque esa institución no se mantenía, en esos momentos, en ninguna colonia francesa por haber sido suprimida por la Asamblea Nacional.Es bueno recordar, que todas las medidas legislativas de la República Francesa se aplicaron ipso facto en el Santo Domingo Español con la toma de posesión sin que fuera necesario emitir decreto, resolución u ordenanza alguna.
De aceptarse el 26 de enero como fecha de la primera abolición de la esclavitud en Santo Domingo, coincidiría con la del nacimiento del patricio Juan Pablo Duarte en 1813 y entraría dentro del mes de la celebración de las efemérides patrias que se inician ese día y concluyen el 27 de febrero, data de la separación de Haití y del surgimiento de la República Dominicana.
 Pienso que mezclar a Toussaint Louverture con Juan Pablo Duarte, en una sociedad en la que existe un amplio prejuicio y toda una mitología contra Haití, podría lucir herético a los propugnadores del antihaitianismo y quizás, por ello mismo, no se celebra la primera abolición de la esclavitud en dicha importante fecha histórica. Creo, sin embargo, que Duarte se hubiera sentido satisfecho de haber nacido el mismo día en que se abolió la esclavitud, por primera vez, en el país por el que luchó con gran desprendimiento para crear un Estado independiente, libre y soberano.
 Por la importancia que atribuyo a este hecho histórico, sugiero que la Academia Dominicana de la Historia designe una comisión que investigue y determine esa escurridiza y confusa fecha que permitió, momentáneamente, que todos los esclavos del territorio dominicano se convirtieran en personas libres y que, jurídica y también momentáneamente, desapareciera la infame discriminación
Fuente:
1 ( Véase Art. 1º d e la Constitución de Saint–Domingue del 8 de mayo de 1801. En Luis Mariñas Otero, Las Constituciones de Haití. Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1968, p. 110.>>)
2 (General François M. Kerverseau. “Rapport sur la Partie Espagnole de Saint–Domingue Depuis de la Cession á la Republique Francaise par le Traité de Bale, Jusqu’a son Invasion par Toussaint Louverture, Presenté  au le Ministre de la Marine”. Boletín General del Archivo General de la Nación, Años 1 y 2, Vols. 2 a 6, especialmente el Nº 6. Ciudad Trujillo, Editora Montalvo, 1939, pp. 210–214. También existe resumen en español de Gustavo Adolfo Mejía–Ricart en su Historia de Santo Domingo, Vol. VII. Ciudad Trujillo, Editores Pol Hermanos, 1954 y como nota al pie de página figura la versión francesa, incompleta y con errores tipográficos en las páginas 22–46.
  3(( Mejía–Ricart. Ob. cit., pp. 14–17.)) 
4. Thomas Madiou. Histoire d’Haiti, Tome II. Port–au–Prince. Imprimerie Aug. A. Héraux, 1923, pp. 78–79.
5. Beaubrun Ardouin. Études sur l’histoire d’Haiti, Tome IV, 2eme. ed. Port–au–Prince, Chez, Editeur, 1958, p.64.
6. Ibídem, pp. 65–66.
7. José Gabriel García. Compendio de la Historia de Santo Domingo, TomoI, 3ª ed. Santo Domingo, Imprenta de García Hermanos, 1893, p. 302.
8. Ibídem, p. 303.
9. Máximo Coiscou Henríquez. “La abolición de la esclavitud en la Parte Española de la Isla de Santo Domingo”. En Escritos breves. Ciudad
Trujillo, Impresora Dominicana, 1958, p. 100.
10. Carlos Larrázabal Blanco. Los negros y la esclavitud en Santo Domingo, 2ª ed. Santo Domingo, Editora Amigo del Hogar, p. 64.
11. Frank Moya Pons. Manual de historia dominicana, 1ª ed. Madrid, Gráficas M. Pareja, 1977, p. 195
12. Gaspar Arredondo y Pichardo. “Memorias de mi salida de la Isla de Santo Domingo el 28 de abril de 1805”. En Emilio Rodríguez Demorizi, Invasiones haitianas de 1801, 1805 y 1822. Ciudad Trujillo, Editora del Caribe, 1955, p.131.

13. Cipriano de Utrera. “Toussaint Louverture aniquila al Batallón Fijo deSanto Domingo, Documento 45, Entrega de la ciudad”. En Emilio Rodríguez Demorizi, Ob. cit., pp. 260–263.
El Fusilamiento de Sánchez
FuenteEmilio Rodríguez Demorizi, obra, Acerca del Francisco del Rosario Sánchez, Academia Dominicana de la Historia, Vol. XLIII, Editora Taller, Santo Domingo, 1976, carta de C. Armando Rodríguez,  a Don Federico Llaverías,  sobre el fusilamiento de Sánchez,  en  fecha, Sto Dgo,  del  27 de julio de 1926, Pps. 217 a 227.


El error que se viene cometiendo al confundir el lugar en  que  fueron apresados Sánchez  y sus compañeros, es  decir El Cercado, con el lugar  que  fueron sacrificados de una manera repugnante y cruel, es decir en San Juan de la Maguana; y en segundo lugar hacer resaltar que no fueron las  tropas españolas, como generalmente se cree, quienes cometieron aquel hecho, fueron  tropas dominicanas comandadas por dominicanos, a pesar de las protestas de oficiales españoles que se retiraron para no presenciar aquel asesinato.(1- casi siempre se dice los mártires de El  Cercado por los mártires de San Juan, que es lo correcto y muchas veces se dice algo peor el Martirologio de El Cercado, vele decir que Martirologio, es el catálogo de mártires,  por lo que es incorrecto designar este horrendo hecho de nuestra historia con esa denominación, lo correcto sería decir, matanza, tragedia)
Sobre su apresamiento y posterior fusilamiento.

Resultado de imagen de Francisco del Rosario Sánchez
El General Francisco del Rosario Sánchez, conocer  la traición cometida por Santana al convertir la  República en colonia española, se introdujo a su país teniendo que pasar por Haití, por  no poderlo hacer por otra parte. El 29 de  mayo de 1961 Romualdo Montero entregó el puesto militar de El Cercado al General Francisco del Rosario Sánchez, y se  quedo acompañándolo  mientras creyó que la revolución tenia  probabilidad  de prosperar. Pero las cosas cambiaron; el Presidente Geffrard suspendió a los revolucionarios dominicanos  la protección  que venía prestándoles.
Manuel Ma. Gautier, Agente Fiscal de los revolucionarios en Port-au-Prince, transmitió la desagradable noticia a Sánchez y a Cabral para que supieran a qué atenerse y resolvieran en consecuencia. Sánchez quiso resistir hasta lo último, pero Cabral, sin  consultar con nadie se despidió de sus compañeros de armas y se refugió en Haití  acompañado del general Valentín Ramírez Báez y del teniente coronel Jacinto Peynado. Con la idea  de Cabral  quedó abandonado el campamento de Las Matas y  entonces el general Pedro Alejandrino Piña vino a reunirse al General Sánchez en El Cercado.

Sánchez no pudo ya ocultar a sus compañeros  de armas la conflictiva situación en que se encontraban y convocó una junta de guerra, para tomar pareceres y resolver lo conveniente en vista de las circunstancias. Se resolvió abandonar El Cercado y trasponer la frontera. Así las cosas  empezó su obra  de traición  y Raymundo Montero, el mismo que entregó El Cercado a Sánchez  al considerarlo perdido y  acompañado de un tal Pedro Gil ( 2- en los archivos de Don José G. García se encuentra un documento en que se prueba lo que se dice de Pedro Gil), avisó lo que ocurría   a Santiago de Oleo,  uno de los hombres más influyente de la localidad, quien con su hermano Fructuoso y otros parientes y amigos, se puso a la cabeza  de la reacción  para salvar el pueblo del compromiso en se encantaba con el gobierno.
La familia de Oleo y sus amigos pusieron emboscadas en todos los caminos y cuando Sánchez y sus compañeros quisieron dirigirse a la frontera al llegar al paso  de Los Guineos próximo a El Cercado, fueron acribillados  a balazos por los traidores arriba mencionados. Sánchez quedó gravemente herido; Pedro Alejandrino Piña, contuso, salvado en las  ancas  del caballo  de Timoteo Ogando; Félix Mariano Lluberes y Miguel Saviñón, heridos lograron internase  en Haití. Sánchez y dieciocho compañeros fueron  hechos prisioneros y conducido a San Juan. (3- La Historia conserva estos nombres de los compañeros de Sánchez;  coroneles Juan Erazo y Gabino Simonó; comandantes y capitanes Baltasar Belén, Benigno del Castillo,  Félix Mota y Francisco Martínez; oficiales subalternos y paisanos  Domingo Piñeiro, José Ant. Figueroa,  Manuel Baldomera, Julián Morris, Juan Gregorio Rincón, Prudencio o Rudesindo de León, Pedro Zorrilla,  Luciano Solís, José Corporan, Juan  de la Cruz, Epifanio Jiménez o Sierra y José de Jesús Paredes.
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El 3 de julio de 1861 fueron sometidos  en San Juan a un simulacro de Consejo de Guerra que se reunió en la Plaza Pública en el que se omitieron todas  las formalidades legales. Presidía ese Consejo el general Domingo Lazala y el Fiscal fue  el coronel Tomás Pimentel; ambos eran creaturas del verdugo de la Patria general Pedro Santana, quien, olvidándose de ya no era un Presidente dictador sino un Capitán General  que obraba en nombre de la Reina de España quiso ahogar en sangre, como acostumbraba, aquel movimiento intentado por los patriotas como protesta contra la anexión  a España, obra  exclusiva de un grupo político, pero nunca de la voluntad del pueblo dominicano
La conducta de Santana para con los infelices prisioneros ocasionó las protestas del señor Brigadier Peláez, y segundo cabo de Santo Domingo, lo que  para nada valió pues el consejo de guerra no permitió defensa alguna a los acusados. Sánchez trató de echar  sobre sí  toda las responsabilidad de lo acontecido para salvar  a sus compañeros; pero al ver que Romualdo Monteo, el que le había entregado El Cercado, se presentaba a  declarar en contra suya, le increpó diciéndole “Tú debías estar  sentado aquí en el banquillo de los acusados, pues me entregaste la plaza de El Cercado voluntariamente, traicionando al gobierno a quien servías, para después traicionar  a tus nuevos compañeros”.
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El Judas Montero fue reducido  a prisión  y condenado a muerte junto a Sánchez y con los demás patriotas que lo acompañaban .la sentencia se ejecutó en la tarde del 4 de julio de 1861,  de la manera más cruel y repugnante, pues los reos fueron muertos unos a tiros y otros a  palos y a machetazos. El presbítero Narciso Barrientos fue quien acompaño a los reos al patíbulo; y le hizo guardia  en la capilla, la compañía de Pardos del ejército de Cuba (véase  lo que dice respecto a  esto  nuestro historiador García, tomo III, Páginas 415 a 418)
Sobre lo narrado anteriormente dice el General Gándara en su obra Anexión y Guerra de Santo Domingo, Tomo I, libro III, capítulo I, Páginas 204 y siguientes. “Acaudillados por algunos oficiales dominicanos y algún otro que se despronunció, los vecinos de El Cercado echaron de la población a los  insurrectos acosándolos por  los montes hasta que muchos  repasaron la frontera no sin dejar bastantes prisioneros entre los cuales merece citarse el general Sánchez que estaba herido de gravedad.”
Añade Gándara “El número de prisioneros llegó a elevarse a 21. Se le sujetó por orden de Santana a un sumarísimo e irregular procedimiento y fueron fusilados en 4 de julio de 1861, contra  la opinión y las reclamaciones escrita del Brigadier Peláez que  pasó quizás los límites de la subordinación, impulsado por los sentimientos de humanidad, bien que puede exponerse en su descargo que aquellas ejecuciones constituyen  un acto de tiranía grosero e indefinible, pues según refieren los testigos presenciales, no se hizo para condenarles más que una parodia de consejo de guerra, incapaz de satisfacer en manera alguna las legítimas exigencias de un procedimiento racional
El diplomático español expresa además en su obra  Anexión y Guerra de Santo Domingo “Ante ese Consejo perecieron los acusados, para verse tratar como enemigos y no como reos. Se les condenó a sufrir la última pena y esta sentencia fue cumplida en términos que  repugna recordar, pues mientras a unos  los remataron a tiros otros sucumbieron a palos o a machetazos de lo que protestó asimismo un comandante   del regimiento de la Corona que fuera de este Cuerpo se hallaba en San Juan. Por último está  sangrienta escena, tanto más inoportuna como que por primera vez al sancionarla invocaban las autoridades dominicanas el  nombre de la Reina  de España, fue  aceradamente censurado en la Cámara  andando el tiempo por el general Concha quien decía,  relatando esos  hechos “  Se fusilaron más de quince personas comprometidas y se fusilaron de una manera que dio lugar, y con razón, a graves altercados entre el señor Peláez , Segundo Cabo de la Isla, y el general Santana, porque aquellos fusilamientos se  hicieron como si no imperase allí la justicia, como si no rigieran allí las leyes que protegen la vida del hombre. Los fusilamientos se hicieron por el sistema antiguo de la República, y que entonces el general Santana no era jefe del Estado, sino Capitán General en nombre de Su Majestad la Reina”
Como comprobación de lo que dice el General Gándara de las reclamaciones escritas del brigadier Peláez, copiamos a continuación párrafos de una carta de este último publicada por el mismo Gándara;
“Cuando por la carta particular que escribí a V.E. hallándome en camino a San Juan, y por el oficio que tuve el honoro de dirigirle antes de ayer pidiéndole indulgencia para los prisioneros hecho en El Cercado,  esperaba que  serían indultados de la última peña a nombre de S.M. la Reina N.S.(q.D.g.) me llama hoy de horror y de justa indignación  la infausta nueva de que aquellos infelices han sufrido el día 4 de julio 1861, la pena capital con circunstancias tales y un lujo  de crueldad que ha sobrecogido a los habitantes de esta comarca, a mí mismo y hasta el último de los subordinados. La  excelsa señora a quien sus pueblos saludan como madre, la que  es amparo y égida de los desgraciados, aquella cuyos labios no se abren sino para pronunciar la palabra “perdón”; la que al dirigirse a sus hijos en Santo Domingo le promete la paz asegurándoles que si esta isla fue la predilecta de Isabel I será la especial protegida de Isabel II, no podrá consentir se halla, derramado en sus augusto nombre la sangre de un puñado de ilusos, V.E., EN su alta penetración, rechazará como rechazo yo, con  todos mis subordinados, el  que se  haya invocado el nombre de aquella augusta señora para el sacrificio inhumano de las víctimas indefensas de San Juan

De lo descrito en esta carta, es prueba de que la matanza de San Juan, fue obra de  Santana y sus  secuaces