La expedición norteamericana de Hernando de Soto

La expedición norteamericana de Hernando de Soto

Hernando envió una primera expedición exploratoria a Florida comandada por el capitán Añasco para buscar un lugar de desembarco adecuado. Los informes fueron positivos y  de Soto partió de La Habana en dirección a Florida en mayo de 1539 con 650 hombres y 223 caballos. No tardaron mucho en llegar, apenas una semana, desembarcando en la bahía de Tampa. Tampoco tardaron en comprobar que aquellas tierras eran malsanas, húmedas, con un calor extremo y plagadas de serpientes y mosquitos  a lo que debía añadirse la hostilidad de los nativos, aunque tales contrariedades no fueron suficientes para amedrentar a los expedicionarios.
La expedición inició la marcha hacia el interior pasando el invierno de 1539 cerca de los Apalaches. En marzo continuaron dirección noroeste pensando que encontrarían oro; recorrieron Georgia y Carolina del Sur a lo largo de los montes Apalaches hasta la actual Columbia, pero no encontraron nada que tuviera un valor  para ellos por lo que siguieron hacia el nordeste cruzando territorios de numerosas tribus norteamericanas  ( Altamaha, Ocute, Patofa, Toa,  y  Ccherokees). Posteriormente  descendieron por el actual estado de Alabama hasta llegar en octubre de 1540 al poblado de Tascaluza donde fueron recibidos por el cacique de mismo nombre, apodado “Guerrero Negro”, el cual les invitó a visitar el poblado de Mauvila, situado a pocos kilómetros, en donde un ejército de 10000 guerreros indios les esperaba para terminar con ellos. Hernando de Soto y sus hombres se enfrentaron a los indios a los que tras 9 horas de batalla vencieron no sin producirse una gran carnicería. Los españoles perdieron 82 hombres y 45 caballos sufriendo asimismo un centenar de heridos graves. También se produjeron enormes pérdidas en material  y  provisiones.
Una vez repuestos de la batalla partieron en dirección norte; el oro debía de estar por allí. Llegaron a un afluente del río Mississippi y se encontraron que en la otra orilla les estaba esperando otro ejército indio dispuesto a vengar a sus amigos de Mauvila. Se produjo una nueva batalla con el resultado de 40 españoles muertos y más de 50 caballos perdidos. La situación cada vez era más desastrosa; se estaban convirtiendo en un ejército fantasma, harapiento y famélico y ante tal situación decidieron pasar el invierno en la localidad de Chicaza  curándose las heridas y tratando de sobrevivir. Cuando el clima se suavizó continuaron  hacia el norte llegando el 8 de mayo de 1541 – casi dos años después de haber partido de La Habana –  al río Mississippi, al cual llamaron Río Grande,  tardando en cruzarlo 20 días al necesitar construir  barcas y piraguas así como enfrentarse  a más de 6000 indios que intentaban evitar que lo cruzasen. Toda una odisea.

Tras cruzar el Río Grande, atravesaron las lagunas de Arkansas y escalaron las colinas de Ozark. El invierno se les volvió a echar encima y tuvieron que refugiarse en el poblado de Utiangue, actual Camden en Arkansas. Una vez pasado el frío volvieron sobre sus pasos y ya muy decepcionados por no haber logrado encontrar las riquezas que anhelaban decidieron construir unas canoas y descender por el río hasta el Golfo de México, perro la muerte sorprendió a Hernando de Soto al enfermar de fiebres durante el mes de mayo  de 1542.  Viéndose tan enfermo y con poca esperanza de sobrevivir, de Soto nombró como sucesor a Luis de Moscoso Alvarado, sobrino del conquistador Pedro de Alvarado. Los supervivientes emprendieron camino hacia el oeste buscando el retorno a Nueva España pero viendo que aquello era interminable y no había garantías de regresar volvieron al Mississippi y retomaron el plan de de Soto de construir las embarcaciones y descender por el río. Lograron su objetivo, salieron al Golfo de México y llegaron a Pánuco, el primer asentamiento español en la costa mexicana, en septiembre de 1542 .
La expedición contribuyó extraordinariamente al conocimiento de la geografía del sur de Norteamérica, su fauna y  flora y su etnología, dando a conocer a sus habitantes, sus formas de vida y las principales tribus. Estimando que lo que había no era muy interesante  y que aún no existía peligro de asentamiento de otros países extranjeros, esta zona de América fue olvidada y los esfuerzos de la Corona se centraron en la Florida para proteger el acceso al Golfo de México y el Caribe y a explorar la costa pacífica de Norteamérica, aún inexplorada y que abriría paso a la exploración del Océano Pacífico y lograr encontrar la ruta hacia Asia.

El legado de Hernando de Soto en los actuales Estados Unidos.

Los estadounidenses han recordado y perpetuado la memoria de Hernando de Soto y su gesta de muy diversas maneras.;  existe una ciudad llamada DeSoto en el Estado de Texas, una ruta por el Estado de Arkansas conocida como DeSoto Trail,  un parque al sur de St. Petersburg,  Florida, llamado Fort DeSoto Park, un Parque Nacional cerca de Bradenton, Florida, llamado De Soto National Memorial, una ciudad llamada DeSoto en el Estado de Kansas, un Bosque Nacional en el Estado de Mississippi (DeSoto National Forest),  un enorme puente en la ciudad de Memphis (DeSoto Bridge) y hasta un vehículo de la marca Chevrolet llamado DeSoto.
Bibliografía
Inca Garcilaso de la Vega, Historia del Adelantado Hernando de Soto, Madrid 1723.
Esteban Mira Caballos, Hernando de Soto. El conquistador de las tres Américas. Badajoz, Fundación Obra Pía de los Pizarro, 2012
Clayton, Lawrence A. Clayton, Vernon J. Knight and Edward C. Moore : The de Soto Chronicles: The Expedition of Hernando de Soto to North America in 1539–1543; University of Alabama Press 1996.
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