RENACER CULTIRAL

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martes, 12 de diciembre de 2017

Creencias sobre la muerte y funeraria.

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Ritual de la muerte.
Video realizado por David Cavada.
Duración: 01' 10''
Coaybay
Los taínos creían que los muertos iban al Coaybay ("morada de los ausentes") en el extremo de una isla llamada Soraya. Un lugar a la distancia, inaccesible para los vivos, gobernado por Maquetaurie Guayaba; es decir un espacio independiente con un líder independiente.
Opías
Los muertos tenían un espíritu llamado opía, se escondía durante el día y salía a la noche a comer guayaba, cuyo jugo produce una pintura de color negro con la que simbolizaban la muerte.
El opia podía transformarse en muchas formas, incluso tomar la de los seres vivos, en este caso sólo se los podía distinguir porque no tenían ombligo.
El murciélago era asociado a la muerte entre los taínos, pasaba el día escondido en la cueva, para de noche salir a consumir guayaba. Otros autores consideran que la lechuza también era un símbolo de la muerte para los taínos, ya que en sus representaciones, los ojos se asemejaban a las cuencas de los ojos vacios en los cráneos humanos.
Muerte y funeraria
La muerte no era extinción o castigo, era un episodio en la transición de una existencia a otra, un evento esperado y previsto en el orden cósmico natural. Los fallecidos estaban en una isla, esperando la noche para salir a comer guayaba, tener relaciones sexuales, celebrar y bailar.
Bartolomé de las Casas sugiere que cuando el final se le acercaba, el taíno era abandonado por sus familiares en el bosque con pequeñas raciones de agua y comida, desde donde una vez fallecido, transcendía al Coaybay donde viviría eternamente. Este parece ser el motivo por el que se encontraron pocos enterramientos en las islas. La organización de cementerios se produjo en algunos centros en un breve período previo a la conquista española.
Existió la practica de entierros secundarios en cuevas. También la de incinerar parte de los huesos, enterrando solo algunos junto al cráneo, o la de conservar los huesos de antepasados en cestas al aire libre.
La muerte de un cacique era seguida por una serie de ritos funerarios que podían durar más de un año. Varios días se ocultaba la noticia, mientras se realizaba el embalsamiento, preparaban los ajuares y ofrendas y se organizaba la sucesión.
Funeraria TaínaEl cuerpo era vaciado de vísceras y partes blandas, y rellenado por elementos - sal, hojas de muña, etc.- que ayudaban a su conservación. Luego, según Fernández de Oviedo: "... se fijaba todo con unas vendas tejidas como cinchas de caballos, e muy luengas, y desde el pie hasta la cabeza lo envolvían en ellas muy apretado, e hacían un hoyo e allí lo metían, e ponianle sus joyas e las cosas que el mas preciaba... e hacían una bóveda de palos, e asentabanlo en un duho...".
Preparado el cuerpo, se comunicaba su muerte al pueblo que entraba en un período de luto, tiznando sus caras y realizando diversos actos para demostrar su dolor.
En la tumba era colocado en posición fetal, sugiriendo la idea de un nuevo nacimiento, se lo proveía de un ajuar con todo lo que pudiera necesitar en su vida en el más allá y algunos casos de una o varias de sus esposas.
Toda la comunidad continuaría rindiéndole veneración, era frecuente sacarlo en procesión a la plaza durante las festividades, o para propiciar la lluvia.

Fuentes:
LOS TAINOS DE LA ESPAÑOLA. Roberto Cassa

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