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lunes, 29 de mayo de 2017

Federico García Godoy sugirió cortarle la cabeza al continuismo

Federico García Godoy sugirió cortarle la cabeza al continuismo

Y con toda razón se quejaba que salvo las excepciones de los presidentes Ulises Francisco Espaillat y Francisco Gregorio Billini, “todos nuestros gobernantes han tendido sin escrúpulos a perpetuarse en el poder, implantando un continuismo de muy desquiciadoras consecuencias”.
acento.com.do - 29 de Mayo de 2017 - 12:02 am -  3
Foto: Federico Garcia Godoy, autor de ensayos, novelas e historias, incluido su libro El derrumbe
El derrumbe, de Federico García Godoy, es un libro pesimista. El 16 de agosto de 1916, la fecha que concluyó el autor, desde La Vega, su libro, no tenía elementos optimistas para iluminar el apesadumbrado pensamiento del gran intelectual. El país estaba intervenido militarmente por los Estados Unidos, y la nación no se puso de acuerdo para hacer frente a los desafíos inmediatos del atropello a nuestra soberanía.
El Ministerio de Cultura puso a circular en la Feria del Libro del 2017 una reedición de El derrumbe. Agradecemos que esta obra esté nuevamente a disposición de los interesados en conocer reflexiones trascedentes sobre nuestra historia y el punto de partida para pensar el futuro dominicano, como lo hizo don Federico García Godoy.
Tratando de buscar optimismo para sí y para el país, Garcia Godoy no aceptaba ni se explicaba la pasividad con que los ciudadanos dominicanos aceptaron la intervención militar de 1916. Hace 100 años que escribió El derrumbe, un texto crudo, ríspido, crítico y contundente.
“En cierto aspecto no somos un pueblo, un verdadero pueblo capaz de evolucionar consciente y progresivamente. En realidad no somos más que una masa sin precisos contornos, hondamente trabajada por la acción disolvente de personalísmos aviesos, cada vez más fraccionada, sin rumbos fijos, sin ideales, de una inferioridad mental que la incapacita para elevarse a un concepto de nación aun en una acepción lo menos compleja posible”.
Federico García Godoy
Federico García Godoy, fundador de la sociedad Patria, se siente frustrado, impotente, y a través de su libro El derrumbe trata de agitar los ánimos de la sociedad, de empujarla a una reacción frente a los interventores extranjeros. Y ve la corrupción como una tradición maldita de la sociedad política dominicana.
“Las rentas fiscales en parte se malgastan miserablemente en cosas innecesarias creadas por el personalísimo político para satisfacer exigencias provocadas por el ansia de lucro o la vanidad pueril de inconformes sectarios”, nos dice hace 100 años. ¿No es acaso es mismo lo que vemos en los funcionarios públicos del presente?
García Godoy se queja de la falta de sanciones para los corruptos, y nos dice indignado que “la falta vergonzosa de sanción se revela en no pocos aspectos de nuestra manera de ser social…”, y los corruptos “se pasean erguidos y como ufanos de sus maldades por todas partes, con procaz cinismo, recibiendo el saludo afectuoso de gente que se juzga decente y aspira a que como a tal se la siga considerando. Nunca hemos puesto, como era nuestro deber, cordones sanitarios de desprecio a la multitud de criminales que cínicamente se codea y quiere alzarse hasta la altura de la gente buena y honrada, que abunda aquí más de lo que se cree, pero que permanece en actitud de indolente retraimiento como medio de evitarse desconsideraciones y atropellos”.
Sobre la política no era nada considerada la idea de Federico García Godoy. Criterio que otros intelectuales dominicanos habían expresado, pero no con la crudeza y desenfado con que lo hizo en este libro el autor vegano.
“Encarcelar, engrillar, expulsar, robar, matar, si es en política, en lo que llamamos política, no son crímenes para los defensores de la situación imperante. La mayoría, incluida por ideas ancestrales y por una educación extraviada y rutinaria, tiende a atenuar y aun a justificar tales barbaridades”.
Cien años después no son muchos ni significativos los cambios que se han registrado en la política, de acuerdo con la descripción que nos proporciona El derrumbe. La maldad está muy presente en la política, en donde abundan los oportunistas y los aprovechados, que siempre buscan el mejor manjar de los recursos públicos. “El mal, así se le engalane y acicale, es y será siempre el mal. Una barbaridad del pasado jamás justificará una barbaridad del presente”, nos dejó dicho.
La corrupción es una “flor negra y pestilente”, envilecedora y disolvente que debe ser eliminada de la sociedad dominicana. La explica por “el ansia desbordante de lucro y de rapiñas, la oleada de la corrupción, fueron creciendo, creciendo como gigantesca inundación que amenaza cubrirlo todo con el empuje desordenado e incontrolable de sus aguas”.
Y eso lo explica el desbordante deseo de poder de los gobiernos y de los presidentes. Critica muy duramente el reeleccionismo que ha padecido la historia del país.
“Nuestra organización jurídica ha sido esencialmente favorable a la acción perturbadora del Ejecutivo. Nuestras instituciones han estado siempre calcadas en un espíritu de tradicionalismo, de fuerza, de agresividad, de violencia, en que todo personalísmo político, suspicaz y tiránico, tiene amplia y sólida base”.
Y con toda razón se quejaba que salvo las excepciones de los presidentes Ulises Francisco Espaillat y Francisco Gregorio Billini, “todos nuestros gobernantes han tendido sin escrúpulos a perpetuarse en el poder, implantando un continuismo de muy desquiciadoras consecuencias”.
¿No es acaso ese nuestro drama de hoy, en los inicios del siglo XXI y con políticos que abrevaron en los tradicionales “maestros” de la política dominicana?
Federico García Godoy nos recuerda que “el continuismo personal es siempre absorbente y tiránico. Para librarse de él es necesario cortarle la cabeza con la espada de las insurrecciones libertarias”.

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