RENACER CULTIRAL

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viernes, 31 de marzo de 2017

El Ferrocarril Sánchez – La Vega, Don Gregorio Riva, auge y descendencia, su gran precursor, una obra que no debió colapsar

El Ferrocarril Sánchez – La Vega, Don Gregorio Riva, auge y descendencia, su gran precursor, una obra que no debió colapsar


















El Ferrocarril Sánchez – La Vega, Don Gregorio Riva, auge y descendencia, su gran precursor, una obra que no debió colapsar
FUENTE; obra SANCHEZ, cien años de vida municipal, autores; Mercedes Mata Olivo, Dulce María Olivo y Graciela Paredes R., Impreso en los talleres litográficos de la editora Nordeste, Santo Domingo, Junio 1986, fotos y texto
Es a partir de 1880, cuando en la República Dominicana, se presentan las condiciones para la instalación de proyecto de la primera vía férrea del país contemplaba abarcar los pueblos de Samaná y Santiago, pero solamente se extendió hasta La Vega de Jima a San Francisco de Macorís años más tarde, con el la región del cibao entro en pleno desarrollo económico, social y cultural
La historia del ferrocarril Sánchez-La Vega, no se puede escribir sin sobresaltar el nombre de su gran precursor el progresista comerciante y hacendado Don Gregorio Riva, que con su extraordinario aporte contribuyó a la realización de la construcción de la vía férrea. Con este visionario proyecto conllevaría al desarrollo de la República Dominicana, en especial los municipios de Sánchez y La Vega, como también la región del Cibao.
Riva, descendiente de suizos, nació en Moca y radicado en La Vega, donde se dedico su empresa de producto agrícolas para la exportación , el cual fomento la siembre del cacao en toda esta región, canalizando los Ríos Yuna y Camú, a fin de hacerlo navegable, como forma de facilitar los transporte de pasajeros y productos agropecuarios del Cibao Central. Hombre de mente ágil de de estupendas ideas para hacer negocios
Gregorio Riva, llevo a Sánchez, maestro que se dedicaran a la enseñanza del español, porque en esa época pocos habitantes dominaban el idioma, por la enorme influencia de; ingleses, franceses, y holandeses que se habían ubicado en la Península de Samaná. Era poseedor de grande extensiones de terrenos, en el área de Santa Capuza, siendo él de quien emana la idea de construir un ferrocarril, algo inexistente y irreal en esa época en el país
Para su construcción, don Gregorio Riva, llevó a cabo una serie de actividades, la cual dieron en el futuro el ansiado proyecto. Una de las primeras medida fue la instalación de un magnifico hotel, ubicado en sus predios de Santa Capuza, donde recibía a distinguidas personalidades extranjeras, procedentes de Glasgow, Escocia, Islas Británicas, quienes finalmente financiaron la obra. Fue en 1875, cuando obtuvo del gobierno dominicano, una autorización para canalizar el Río Yuna, por espacio de 50 años y es por lo que edifica un almacén de depósito en San Antonio de Yuna, el antiguo San Rafael de Angelina o Río Abajo, después bautizado como Villa Riva en su homenaje.
En 1879, el norteamericano Allen H. Crosby, logra una concesión del gobierno dominicano, para construir un ferrocarril de Samaná a Santiago. Al saber la buena nueva, Riva se sintió muy entusiasmado, no obstante, éste proyecto perjudicaría su empresa de la canalización del Río Yuna, y es a él a quien se le encomienda materializar la referida obra. Se vio precisado entonces a hacer un viaje a Glasgow, Escocia, lugar en el que gracias a sus hábiles Ideas, pudo atraer el capital de una compañía escocesa, la cual adquirió los derechos que en el ferrocarril poseía el señor Allen H. Crosby, , convirtiéndose en propietario el empresario escocés Alexander Baird.
En el 1886, en el cual se iban a ultimar los trabajos de construcción del ferrocarril, Don Gregorio Riva solicitó al gobierno dominicano, la reparación de los perjuicios experimentados por la pérdida de sus derechos en la canalización del río Yuna, y el gobierno de buen grado, le pagó una cuantiosa suma de dinero.
Inicio de la obra del ferrocarril: A partir del 1880, con el capital de la obra ya aprobado para la construcción , el cual tratando de unir las ciudades de Samaná y Santiago, sólo llegó a cubrir la línea Sánchez – La Vega, construcción ejecutada por el señor Alexander Baird. Y como maestro director al ingeniero escocés, nacido en La India Charles McGregor, quien se radicó en este país, lo cual fue tronco de la familia Imbert McGregor.
El lugar en que se iniciaron las construcciones de la Vía férrea estaba localizado en Santa Capuza, una hacienda perteneciente a Don Gregorio Riva. Oficinas, Fábricas, Muelles, Alcantarillas, Extensión de Rieles, Movimiento de maquinas propulsoras, se llevaban avanzadas en la construcción, cuando llegó al país el propietario de la empresa. Es en ese momento, que ocurre el traslado de la construcción del ferrocarril de Santa Capuza a Las Cañitas.
En torno a las razones de este cambio existen dos versiones: <>
Según la 2da. <>
En consecuencia el traslado de la construcción del ferrocarril a Las Cañitas, en 1885, esta comenzó a experimental un desarrollo en constante crecimiento, por lo que el Congreso Nacional, mediante Resolución No. 2325 del 8 de mayo de 1885 declaró a Las Cañitas, “Puerto habilitado para ser abierto al comercios marítimo exterior, tan pronto estuvieren listos los muelles, depósitos e instalaciones correspondientes. Que el propietario del ferrocarril Samaná-Santiago estaba obligado a construir; la causa fundamental de la apertura del puerto de Las Cañitas, era por el esplendor y progreso que éste lugar poseía, por ser estación primera del ferrocarril, la que enlazaba a Sánchez con la ciudad de La Vega.
Su inauguración. Con el traslado de la construcción del ferrocarril Samaná-Santiago, que se había iniciado en el paraje Santa Capuza y ubicado nuevamente en el paraje Las Cañitas, los trabajos para la terminación de esta magna obra se estaban realizándose a ritmo acelerado empleándose un mayor número de trabajadores que estaban bajo las órdenes del Ing. Charles McGregor. El 13 de mayo de 1884, estando en su etapa final de construcción, partió de la estación de Las Cañitas en recorrido de prueba, una locomotora llevando consigo diez y nueve (19) vagones, concomitantemente, a la instalación de los elementos necesarios para el funcionamiento, como oficinas, almacenes de depósitos, vía férreas, muelle, se construían en áreas cercanas, bonitas residencias edificadas de acuerdo al estilo victoriano. Estas grandes viviendas eran parte de las facilidades que disfrutaba el personal administrativo o de posiciones jerárquicas en la compañía
El 16 de agosto de 1887, fue inaugurado el ferrocarril de Samana-Santiago (que en línea era de Las Cañitas (hoy Sánchez)-La Vega). Y luego se construiría el segundo tramo con fondo del gobierno dominicano, que abarcaría desde Jina a San Francisco de Macorís, inaugurado esta 2do. Etapa el 16 de agosto de 1895. El 3er tramo que cubrió la ruta Las Cabuyas – La Jagua San Rafael (hoy Villa Tapia)-Salcedo y Moca, inaugurado el 28 de septiembre de 1908.
Ruta del ferrocarril Sánchez-La Vega. Estación Sánchez, Km. 0; Rincón de Molinillo, Km. 19; Ciénaga Vieja, Km. 24; Arenoso, Km.27; Villa Riva, Km.32; Bomba de Yaiba, Km. 42; Ceiba de Hostos, Km. 45; Sabana Grande, Km. 50; Pimentel, Km.55; Las Guáranas, Km. 64; La Jina, Km. 72; San Francisco de Macorís, Km. 80; Cenovi, Km. 84; Las Cabuyas Km.87; La Vega, Km. 100; La Jagua San Rafael (hoy Villa Tapia), Km.93: Salcedo, Km. 99; Moca, km. 111.
Los días de salida de la estación de Sánchez, eran lunes, miércoles y viernes y de la estación de La Vega, Martes, Jueves y Sábados, los horarios para ambas estaciones eran las seis (6.00) de la mañana, los precios del transporte por personas en primera clase RD$3.50 y en segunda clase, RD$2.50.
La principal finalidad del ferrocarril era de transportar los productos agropecuarios que se producían en la región del Cibao Central y Oriental, tales como Café, Tabaco, Guineos, Cera, Madera, Pieles de Animales, Cacao, siendo este el de mayor importancia para la exportación ya que su siembra había sido incrementada por Don Gregorio Riva, desde años anteriores
Las locomotoras estaban numeradas del 1 al 14, habiendo dos tipos: 1ra. Las que viajaban al interior y la 2da. Denominadas Maquinas del Patio, la cuales tenían los números; 4m, 5, 7, 11,12 y 14, utilizadas para transportar las mercancías llegadas al puerto de Sánchez, hasta las oficinas de aduanas. Las mismas utilizaban como combustible carbón mineral, traído desde Londres-Inglaterra, en el taller de mecánica del ferrocarril, laboraban una gran cantidad de obreros provenientes de; Las Islas Vírgenes (Saint Thomas, Saint Croix, San Marteen, Tortola, y otras, que eran constratados por la administración en sus islas de origen
NOTA; es una compilación de lo escrito en la obra arriba expresada como fuente, por su valor en relación con el ferrocarril Sánchez-La Vega, de gran significación para el pueblo vegano, con la finalidad de que sirva para el conocimiento de este extraordinario proyecto, una idea de una de las personas más visionaria para el desarrollo de la región de Cibao, Don Gregorio Riva. Es únicamente nuestro interés para los conocimientos de esta generación que aún ignoran estos acontecimientos de nuestro pasado de gloria y esplendor. (U. Solís.)

jueves, 30 de marzo de 2017

La dinastía de los Capetos: el legendario origen de los Borbones y otras casas reales

La dinastía de los Capetos: el legendario origen de los Borbones y otras casas reales

Día 26/10/2014 - 04.27h

El actual Rey de España y la Reina del Reino Unido comparten un remoto antepasado en la figura de Hugo Capeto, cuya dinastía sirvió para vertebrar las casas reales de media Europa

La dinastía de los «Bourbon» llegó a España de la mano de Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia por parte de padre, y biznieto de Felipe IV de España por parte de madre. Los 45 años del reinado de Felipe V asentaron el poder de la Casa Borbón en España, que ha dado a nuestro país once monarcas hasta la actualidad. No en vano, el origen más remoto de esta dinastía está en el corazón de Europa, vinculado a la más antigua y extendida casa real: los Capetos.
Esta dinastía tiene su origen en el personaje histórico de Hugo Capeto, Rey de los francos y heredero de la poderosa Casa Robertina, linaje que competía por el poder con las grandes familias aristocráticas de Francia ya en los siglos IX y X. En el contexto del intento de los francos de separarse del Imperio carolingio, Hugo Capeto instauró una dinastía continua para estos territorios, que sirvió en los siguientes siglos para vertebrar al incipiente Reino de Francia.
Aunque la rama principal de los Capetos se extinguió en 1328 con la muerte de Carlos IV de Francia (último hijo de Felipe IV «el Hermoso» en ser coronado) sin dejar un heredero varón que lo sustituyera en el trono, las vertientes de esta casa real se disputaron la corona hasta el final de la monarquía francesa. Así, la rama joven descendiente de los Capeto, los Valois, tomó el control del reino hasta 1589. Y cada vez que el último descendiente de la rama moría sin haber dejado heredero al trono, los nobles desempolvaban el casi legendario mapa genealógico de los Capetos para encontrar su descendiente vivo más próximo. Es por esta razón que todos los Reyes de Francia desde Hugo Capeto hasta el último, Luis-Felipe I, pertenecieron a la misma dinastía.
Cuando la rama de los Valois –que disputó la hegemonía de Europa al Imperio español durante todo el siglo XVI– se vio superada por las guerras de religión que desembocaron en el asesinato de Enrique III, el Reino de Francia consideró que la dinastía de los «Bourbon» debía hacerse cargo del trono. Además del temor a que Felipe II de España hiciera valer los lejanos derechos de su hija Isabel Clara Eugenia –de ascendencia Valois–, los apoyos a Enrique IV, hasta entonces solo Rey de Navarra, nacían de la vinculación de esta familia con los Capetos.
A su vez, la rama de «Bourbon» tiene su génesis en Roberto de Clermont, el sexto hijo del Rey Luis IX de Francia, uno de los últimos miembros de la dinastía Capetos. En 1317, el hijo de Clermont, Luis I de Borbón, fue nombrado primer duque de Borbón por sus servicios a la Corona. También consiguió este duque para su familia el cargo honorífico de Gran Camarero de Francia, que desempeñarían los Borbón hasta 1523 y que les permitió estar siempre cercanos a las más altas esferas del poder galo.

Reyes de la Baja Navarra y de Francia

Ante la imposibilidad de mantener lo que hoy se considera la Navarra francesa, Carlos I de España desistió en 1530 del control de esta parte de Navarra, reino que por entonces estaba ya integrado en Castilla. Así, la Baja Navarra quedó bajo el mando de la familia de los Albret, que se vinculó a través de matrimonio con el Duque de Vendôme, Antonio de Borbón. El hijo de este, el futuro Enrique IV de Francia, se hizo cargo de la Corona de la Baja Navarra y, tras la muerte de Enrique III, del Reino de Francia en 1589.
No en vano, Enrique de Borbón había sido señalado como legítimo heredero de Francia incluso por su predecesor Enrique III de Valois, lo cual no evitó que a la muerte de este se desencadenara un nuevo episodio de las intermitentes guerras de religión que azotaron Francia en los siglos XVI y XVII. Enrique IV, de religión protestante, zanjó la guerra con la célebre frase: «París bien vale una misa», al acceder a convertirse al Catolicismo.
Al timón del primer monarca de la Casa Borbón en Francia y de sus descendientes, el reino vecino inició uno de los periodos de mayor expansión en su historia. Cuando Carlos II de Españaúltimo miembro de los Austrias españoles, se vio próximo a la muerte fue persuadido para dejar la Corona a Felipe de Anjou, hijo segundo del Delfín de Francia y nieto de Luis XIV, quien podría asegurar la integridad de la «monarquía católica» y de su Imperio con el apoyo de su abuelo. Tras la Guerra de Sucesión, Felipe V instauró la Casa Borbón en España, que ha dado a nuestro país once monarcas hasta la actualidad.
http://www.abc.es/espana/20141026/abci-origenes-remotos-dinastia-borbones-201410251352.html

El origen de los Habsburgo, la familia de «halcones» que elevó al Imperio español

El origen de los Habsburgo, la familia de «halcones» que elevó al Imperio español

En pocas generaciones pasaron de poseer un pequeño condado en lo que hoy es Suiza a ostentar el título de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Los Reyes Católicos, pertenecientes a la dinastía Trastámara, casaron a dos de sus hijos con los del Emperador Maximiliano I, posibilitando su desembarco en el trono de España
http://www.abc.es/espana/20150621/abci-origen-habsburgo-familia-duena-201506192033.html

Retrato del Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Maximiliano I de Habsburgo, por Alberto Durero
Retrato del Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Maximiliano I de Habsburgo, por Alberto Durero - Google Art Project
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CÉSAR CERVERA Madrid - Actualizado: Guardado en: España

Como ocurre con la dinastía de los Borbones, que procede de la legendaria estirpe de los Capetos, los orígenes de los Habsburgo –la familia que llevó a su máxima expresión al Imperio español– se pierde en los tiempos más remotos de la Edad Media a cientos de kilómetros de la Península ibérica. El proceso que condujo a los Habsburgo desde ser dueños de un pequeño condado en el corazón de Europa hasta ser los timoneles del gran imperio Mediterráneo de su tiempo es un completo desconocido en nuestro país. Su historia, no en vano, es la de la ambición desmedida y la de una estrategia clara: «Hagan otros la guerra; tú feliz Austria, cásate; porque los reinos de Marte da a los otros, a ti te los concede Venus» (la traducción de unos versos latinos del siglo XVI sobre la estrategia matrimonial de los Habsburgo).
En la actualidad, los Habsburgo están emparentados con la mayor parte de las casas reales europeas, pero no ejercen en ningún país como dinastía reinante. El génesis de su poder, que les situó como la dinastía titular de una veintena de reinos, se encuentra en el antiguo ducado de Suabia, una región germanófona de lo que hoy es Suiza. En el siglo X, un noble alemán llamado Radbot, perteneciente a una familia de la nobleza germánica desde tiempos de los Carolingios en el siglo VIII, obtuvo un feudo en esta zona y construyó un pequeño castillo conocido como el «Castillo del Azor» (Halcón), que en alemán era llamado «Habichtsburg», puesto que albergaba un importante foco de cetrería. El nombre de los Habsburgo, los halcones, deriva de este castillo.
Los Condes de Habsburgo dependían originalmente del Duque de Suabia, que a su vez rendía tributo al Sacro Imperio Romano Germánico. El carácter electo de los emperadores, una dignidad que hasta la llegada de los Habsburgo no se estableció como hereditaria, hizo que se sucedieran durante toda la Edad Media distintas dinastías en la lucha por el trono imperial: la de Sajonia, la de Suabia y posteriormente los Hohenstaufen. Mientras tanto, los Habsburgo prefirieron ocupar un segundo plano en pos de engrandecer su patrimonio a través de una inteligente política de alianzas matrimoniales, sin necesidad de inmiscuirse en las luchas imperiales. Así, a finales del siglo XII, los Condes de Habsburgo gobernaban toda la parte de Suiza de lengua alemana y a mediados del siglo XIII poseían también algunas regiones de Austria.
Hacia 1273, fueron los propios nobles germanos quienes entregaron la corona imperial a los Habsburgo. Tras el conflicto desencadenado con la muerte de Federico II Hohenstaufen, la nobleza resolvió la disputa eligiendo a un Emperador débil y sin mucho poder que pudiera ser manipulado a su antojo. El Conde de Habsburgo, Rodolfo I, también perteneciente a los Hohenstaufen, solo pudo ser nombrado «Rey de los Romanos», dado que nunca llegó a ser coronado por el Papa, pero pronto demostró que no era un hombre fácil de manipular. De hecho, Rodolfo I inició una amplia renovación de las estructuras imperiales y para ello usó como base su patrimonio condal que vivió un importante crecimiento en aquellos años. Cuando el Rey Otokar de Bohemia (hoy República Checa) se opuso a su elección, que también formaba parte del Imperio con su población combinada de germanos y eslavos, Rodolfo le despojó de algunos de sus dominios (Austria y parte de Hungría) para añadirlos a su patrimonio familiar. Si bien no logró que el título imperial fuera hereditario, el Conde de Habsburgo situó a su familia bien posicionada para optar a la corona en el futuro.
No fue hasta el siglo XV cuando los Habsburgo regresaron al trono imperial a través de la figura de Federico III de Habsburgo. Y lo hicieron para no moverse de allí hasta el siglo XX. Su hijo, Maximiliano I de Habsburgo, recogió en 1508 la dignidad imperial convirtiéndolo en un título hereditario en la práctica. Asimismo, los Reyes Católicos de España –pertenecientes a la dinastía Trastámara y primos entre sí– casaron a dos de sus hijos, Juan y Juana, con dos vástagos del archiduque Maximiliano de Habsburgo persiguiendo el objetivo de alejar la amenaza francesa que se cernía sobre las posesiones aragonesas en Italia. No en vano, la prematura muerte del infante Juan de Trastámara, el único hijo varón de los Reyes Católicos, terminó precipitando el desplazamiento de la casa reinante en España por los Habsburgo.

La endogamia consume a los Habsburgo españoles

La muerte de Isabel «la Católica» en 1504 y la antipatía de una parte de la nobleza castellana hacia Fernando «el Católico» alzó en el trono del reino español al hijo de Maximiliano I de Habsburgo, Felipe «el Hermoso», casado con Juana «La Loca», que en el momento de la alianza era la tercera en la línea de sucesión al trono pero que se benefició de la muerte de sus hermanos mayores. El hijo mayor del matrimonio, Carlos I, heredó la corona de Castilla y de Aragón a consecuencia de la prematura muerte de su padre, el fallecimiento sin herederos varones de Fernando «El Católico» y la incapacidad para reinar de su madre. Felipe IIFelipe III y Felipe IV siguieron con normalidad la rama española, pero sin renunciar a la abusiva práctica de los Habsburgo, también heredada de los Trastámara y la Casa de Borgoña, de casarse entre parientes. Con una cifra de 0,254 en su coeficiente de consanguinidad, Carlos II «El Hechizado» fue el grotesco resultado de varias generaciones de escarceos con la endogamia. Portador de numerosos genes recesivos y alteraciones genéticas, entre ellas el síndrome de Klinefelter, el Rey no pudo dar un heredero al reino y se mostró incapaz de gobernar.
«Su cuerpo es tan débil como su mente. De vez en cuando da señales de inteligencia, de memoria y de cierta vivacidad, pero no ahora; por lo común tiene un aspecto lento e indiferente, torpe e indolente, pareciendo estupefacto. Se puede hacer con él lo que se desee, pues carece de voluntad propia», con estas palabras describía el embajador del Papa en Madrid a Carlos II «el Hechizado» a los 20 años, una muestra de lo fácil que podía resultar para sus más cercanos manipular al Monarca. Su muerte sin dejar heredero y su decisión de entregar la corona al futuro Felipe Vel primer Borbón, marcaron el final de la dinastía de los Habsburgo como Reyes de España.
En 1740, la rama austriaca de la familia vivió un problema de consanguinidad parecido a la muerte del Emperador Carlos VI, el mismo que fue pretendiente de la Corona española en oposición a Felipe V durante la Guerra de Sucesión Austriaca. Sin dejar un heredero varón vivo, la muerte del Emperador precipitó un conflicto internacional que colocó en el trono a la heredera del último Habsburgo austríaco, María Teresa, y a Francisco Esteban, Duque de Lorena, ambos bisnietos del Emperador Habsburgo Fernando III. Los descendientes de éste continuaron la tradición de los Habsburgo de Viena bajo el nombre dinástico Habsburgo-Lorena.

Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial


 

Introducción
Nombre: Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial
Ubicación: San Lorenzo de El Escorial (Madrid). Comunidad Autónoma de Madrid
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984
Propietario: Patrimonio Nacional
Estilo arquitectónico: Herreriano o escurialense
En la Sierra de Guadarrama, a 50 kilómetros de Madrid, capital de la España de Felipe II y a 1.055 metros de altitud.


Historia
Las motivaciones que llevaron a Felipe II (1556-1598) a construir el Monasterio de El Escorial fueron básicamente dos: por una parte el deseo de cumplir una promesa de construir un templo en acción de gracias por la victoria de la batalla de San Quintín contra los franceses, acaecida el 10 de agosto de 1557, día de San Lorenzo.

En segundo lugar los deseos de su padre Carlos I (1500-1558) de España y V de Alemania que si bien en un primer momento había querido ser enterrado en la Capilla Real de la Catedral de Granada, a última hora cambió de idea y quiso ser enterrado junto con su esposa la emperatriz Isabel de Portugal en el Monasterio de Yuste (Cáceres) pero dejando no obstante la decisión final en manos de su hijo Felipe II. Éste decidirá que el monasterio deberá convertirse en el Panteón Real de la dinastía de los Austria comenzando por su padre.

El lugar escogido para la construcción del monasterio fue una zona situada en la Sierra de Guadarrama que llevaba el nombre de Escorial, nombre que parece venir de las escorias (restos de fundición) que allí existían debido a las numerosas herrerías allí instaladas.

Las explanadas que recorren los lados norte y oeste del monasterio reciben el nombre de Lonjas. Pues bien bajo la lonja norte discurre un pasadizo o túnel subterráneo, aspecto muy desconocido llamado La Mina, y que servía para el transporte de personas y materiales en los fríos días de invierno desde las cercanas casas de los oficios situadas frente a la fachada norte y el zaguán del palacio, lo que permitía trabajar en días fríos al resguardo de las inclemencias del tiempo. Este paso subterráneo sería construido en tiempos del rey Carlos III (1759-1788) por fray Antonio de San José Pontones según un proyecto del conde de Montalvo.

En la actualidad el monasterio está regido por una congregación de monjes agustinos, pero desde su creación los encargados del Monasterio fueron los monjes jerónimos, orden muy ligada desde siempre a la monarquía española. No hay que olvidar que fueron monjes jerónimos los que acompañaron a Carlos I en Yuste. Estos hicieron su entrada en el monasterio del Escorial en el año 1571.

Caracteristicas
Las obras comenzaron en 1563 y finalizaron aunque parezca increíble en 1584. Comenzó la obra Juan Bautista de Toledo, pero al fallecimiento de este en Madrid el 21 de Mayo de 1567 se hizo cargo de las obras Juan de Herrera que sería el artífice y creador de esta magna obra que incluso llegaría a dar nombre a un estilo propio de arquitectura: el herreriano. La primera piedra fue colocada el 23 de abril de 1563 y la última el 13 de septiembre de 1584. Junto a los arquitectos colaboró con ellos como supervisor y centralizador de todas las obras del Escorial fray Antonio de Villacastin que se convertiría en la persona en colocar la última piedra del monasterio.
    
El propio rey Felipe II participaba en la ejecución de las obras, supervisaba los planos y acudía con frecuencia a comprobar el desarrollo de las obras. Sin duda alguna fue una obra personal del monarca, que delegaba en fray Antonio de Villacastin mientras estaba ausente.

El material utilizado en la construcción fue el granito, material muy abundante en la zona. Sobre las fachadas este y sur encontramos las zonas ajardinadas. Así en la fachada sur podemos encontrar el estanque del monasterio o alberca, en el conocido como Jardín de los Frailes y la Galería de los Convalecientes, por ser este lugar donde se encontraba la enfermería.

Fachada occidental (oeste) Con 207 metros de longitud y 20 metros al altura es la principal del monasterio. Está flanqueada por dos torres de 56 metros de altura. En el centro se encuentra la portada de acceso principal.

Fachada meridional (Sur) Con una longitud de 161 metros, está considerada la más hermosa de las cuatro. En ella podemos encontrar una galería porticada de dos pisos con 77 arcos.
Fachada Norte
Fachada Sur
Fachada Este
Fachada Oeste
La base del monasterio es un rectángulo formado por 207 metros x 161 metros (35.000 m2). En cada uno de sus ángulos se alza una torre de 55 metros de altura cubierta por un chapitel puntiagudo de pizarra. Sobre la torre una bola de metal de 1,40 metros de diámetro, veleta y cruz. La planta adopta la forma de una parrilla, objeto del martirio de San Lorenzo en cuya memoria esta erigido el monasterio. Las cubiertas se cubren a doble aguas con ventanas y chimeneas.

En el centro del monasterio se alza la iglesia o Basílica, alrededor de la cual giran la dependencias más importantes del conjunto. Delante de la iglesia se alza el conocido como Patio de los Reyes, gran espacio descubierto que junto con la iglesia articula a derecha y a izquierda todos los elementos básicos del monasterio. Las fachadas norte y oeste, las mas imponentes y las mas visibles se alza una gran explanada que recibe el nombre de La Lonja, mientras que en las fachadas este y sur se abren a zonas ajardinadas.

Entre los elementos principales que encontramos en el monasterio nos encontramos: el Palacio de los Austrias, el Palacio de los Borbones, el Colegio de Alfonso XII, la Biblioteca, las Salas Capitulares, las Pinacotecas y los Panteones Reales. Complementan el conjunto las conocidas como el la Casita del Príncipe y del Infante y la Universidad de María Cristina.

Como resumen podemos citar a groso modo que el monasterio dispone de 9 torres, 15 claustros, 16 patios, 88 fuentes, 86 escaleras, 1200 puertas y 2600 ventanas, sólo entre los elementos constructivos, si a ellos añadimos obras de arte, lienzos y elementos muebles el monasterio puede convertirse en todo un mundo.

A titulo de curiosidad podemos decir que en el Colegio Alfonso XII regido por los monjes agustinos estudió Manuel Azaña que llegó a ser Presidente de la II Republica Española.

La Casita del Infante o Casita de Arriba, fue construido entre 1771 y 1773 por Juan de Villanueva para Gabriel de Borbón hijo de Carlos III (1759-1788) , como lugar de descanso.

La Casita del Príncipe o Casita de Abajo construida por Juan de Villanueva cerca de la actual estación de Ferrocarril, fue mandada construir por el príncipe de Asturias, futuro Carlos IV (1788-1808) con el único fin de servir de lugar de reposo y descanso entre cacerías. Construida en 1772 sorprende un poco su gran parecido estético con el Museo del Prado obra también de Villanueva.

El Real Colegio de Alfonso XII y la Universidad de María Cristina se hallan bajo la supervisión de los monjes agustinos que residen en el monasterio desde el año 1885 en sustitución de la Orden Jerónima que rigió el Monasterio hasta su desaparición.

La fachada occidental (Oeste) es la principal de todo el monasterio. Así en su fachada se abren tres entradas a distancias simétricas. Una portada a la izquierda permite el paso al Colegio de Alfonso XII, la otra a la derecha permite el acceso a la zona conventual y la tercera y principal en el centro es la que permite el acceso a la zona noble del convento compuesta por el Patio de los Reyes y la Basílica que hacen de eje vertebrador del monasterio.
   
Aunque la entrada principal del monasterio se encuentra en la fachada occidental, la entrada del público visitante se realiza por una pequeña puerta situada en la fachada norte y que da entrada a un gran patio, para seguir desde este lugar por diversos pasillos abovedados y que rodean el Patio Norte, la visita hacia el Palacio de los Austrias. En las paredes de estos pasillos podemos encontrar numerosos cuadros de calidad diversa, representando la mayoría de ellas escenas de batallas donde intervinieron los españoles y ganamos claro está.

La portada principal construida por Juan de Herrera, se caracteriza por una pequeña puerta adintelada a la que rodea ocho columnas dóricas que sostienen un entablamento dórico. Entre los intercolumnios diversas hornacinas vacías y ventanas algunas de ellas cegadas. Sobre este cuatro columnas jónicas sostienen un frontón triangular. Sobre el primer juego de columnas por encima de la puerta vemos dos parrillas símbolos totémicos del monasterio, mientras que en el piso superior vemos el escudo real de Felipe II realizado por Juan Bautista Monegro y por encima la imagen en bulto redondo de San Lorenzo obra del toledano Juan Bautista Monegro y 4 metros de altura, en granito y mármol blanco. Algunos adornos piramidales con bolas completan la escasa decoración de la portada, ya que el resto de la fachada están ocupados por ventanas.

En 1671 un incendio destruyó parte del monasterio y Carlos II (1665-1700) ordenó reconstruir el edificio dándole en aquellas partes que habían sido dañadas un cierto aspecto barroquizante propio de la época, situación que sin embargo no desentona con la magna obra que es El Escorial. El incendio se prolongó desde el 7 de junio al 22 de junio y destruyó gran parte del monasterio. La reconstrucción del mismo fue llevada a cabo por el prior fray Marcos de Herrera y consta que en el año 1676 las obras ya estaban finalilzadas.

Traspasada la portada entramos en un zaguán de 8 metros de ancho y 23 metros de largo con una puerta a cada lado. Se cubre con bóveda de piedras que apoya en pilastras y arcos resaltados. Desde aquí entramos en el Patio de los Reyes.

Patio de los Reyes Recibe este nombre por las esculturas de los seis reyes de Israel que decoran la fachada principal de la iglesia situada al fondo del patio: David, Salomón, Ezequías, Josafat, Josías y Manasés, obras del escultor Juan Bautista Monegro realizadas entre 1580 y 1583 y colocadas en este emplazamiento en 1584. Las figuras miden 5 metros de altura y se alzan sobre altos pedestales con inscripciones que figuran en la base y que fueron puestas sin embargo en 1660. El material con las que están realizadas es piedra berroqueña (granito) con algunos detalles en mármol blanco. Los atributos reales y las coronas son en bronce dorado realizados por Sebastián Fernández y Gregorio de Salazar. La elección del nombre de los reyes de Israel no es casual, ya que los mismos representan a aquellos reyes que de una u otra manera intervinieron en la construcción del Templo de Jerusalén.

Los nombres, atributos y cartelas de los reyes son los siguientes:

• Iosaphad con cetro y un hacha, a su lado un cordero. Inscripción: Lucis ablatis legem propagavit (Destruidos los bosques idolátricos, propagó la Ley).
• Ezechias con cetro y una nave, a su lado un macho cabrio. Inscripción: Mundato domo phase celebravit (Habiendose restaurado y limpiado el Templo, celebró la Pascua).
• David, con cetro, arpa y espada. Inscripción: Operis exemplar a domino recepit (Recibió del señor el modelo del templo).
• Salomón con cetro y un libro. Inscripción: Templum dño aedificatum dedicavit (Dedicó al Señor el Templo que le edificara).
• Iosias con cetro y el libro de la ley. Inscripción: Volumen legis domini invenit (Encontró el libro de la Ley del Señor).
• Manasses con cetro, escuadra y compás. Inscripción: Contritus altare D.instauravit (Arrepentido, restauró el altar del Señor).

Este gran patio de 64 x 38 metros bien podría hacer de antesala descubierta para que los visitantes, embajadores, reyes, nobles y personajes ilustres que visitaran al monarca pudieran hacerse idea de la dimensión del lugar en que iban a penetrar.

En la pared izquierda de este patio entre la octava y la novena ventana a la altura de la cornisa, se puede observar con cierta dificultad una piedra con una cruz negra grabada, pues bien es la última piedra que fue colocada en 1584 como ya hemos indicado con anterioridad.
   
   
Basílica La Basílica fue comenzada el 14 de junio de 1575 y su consagración tuvo lugar el 9 de agosto de 1586.

La fachada recayente al Patio de los Reyes, se articula en dos cuerpos horizontales y una torre de planta cuadrada en cada uno de sus extremos. El estilo predominante es el orden dórico. Seis semicolumnas adosadas enmarcan un total de cinco entradas formadas por arcos de medio punto. Sobre cada uno de los arcos se encuentra un balcón adintelado con antepechos de hierro. Sobre la cornisa de este primer cuerpo se alzan las esculturas de los reyes que hemos mencionado más arriba.

El segundo cuerpo que hace funciones de frontispicio se remata con un frontón triangular cortado por una gran ventana que ilumina el interior, además del coro. Entre los pedestales de las estatuas y recorriendo todo el frontal encontramos una barandilla de hierro (excelente mirador sobre el Patio de los Reyes). Entre los pedestales de los Reyes tres ventanas adinteladas guardando alineamiento con los tres balcones inferiores.

Las torres laterales de planta cuadrada se alzan hasta los 72 metros de altura. Están formadas por tres cuerpos, los inferiores ocultos por las construcciones conventuales. La torre de la derecha dispone de reloj, mientras que su espacio en la torre izquierda lo ocupa el óculo tal cual.

Subiendo siete escalones y a través de cinco arcos de medio punto, entramos en un vestíbulo cubierto. Las puertas centrales permiten el paso al templo, mientras que la de los extremos conducen a otras estancias del monasterio.

El templo de planta cuadrangular fue realizado por Juan de Herrera siguiendo los planos que Bramante proyectara para la Basílica de San Pedro del Vaticano. Rodeando la cabecera de la iglesia y alrededor del Altar Mayor se hallan las habitaciones de Felipe II y su familia. Felipe II ordenaría construir los panteones funerarios debajo del Altar Mayor. Así en 1573 pueden recibir sepultura los restos de Carlos V, su esposa la emperatriz Isabel de Portugal y la reina Isabel de Valois (tercera esposa de Felipe II), así como el príncipe Carlos. Sería no obstante durante el reinado del rey Felipe IV (1621-1665) cuando los panteones serían acabados en su forma definitiva.

Destaca en su Capilla Mayor dos grupos orantes uno a cada lado del Altar Mayor, realizados en bronce, cobre y latón dorados al fuego, uno representado a Carlos I (lado del evangelio) y el otro a Felipe II (lado de la epístola). En ellos se representan a los reyes arrodillados y con las manos en actitud de oración, acompañados de toda su familia. Los conjuntos funerarios son de los conocidos como cenotafios, es decir representan a los difuntos pero sus restos no están en ellos.

Los dos grupos escultóricos fueron realizados por Pompeo Leoni y se encuentran en el interior de dos grandes arcos situados cada uno a ambos lados de la Capilla Mayor. El cenotafio de Carlos I está compuesto por cinco figuras arrodilladas frente a un reclinatorio y con las manos juntas en actitud orante. El rey está acompañado de su esposa y madre de Felipe II, doña Isabel de Portugal, la hija de ambos doña María, doña Leonor de Francia y doña María de Hungría, ambas hermanas del rey Carlos. Este conjunto fue colocado en este emplazamiento en 1597. Las figuras se encuentran formando parte de un arquitrabe con un gran frontón triangular en donde destaca el escudo imperial del emperador Carlos (el águila bicéfala de los Austria). En el centro una inscripción en letras doradas en latín dice: "A honra y gloria de Dios Omnipotente y Máximo (D.O.M). Carlos V, emperador augusto, rey de estos reinos, de Sicilia y de Jerusalén, archiduque de Austria y buen padre lo dedicó su hijo Felipe II. Están también aquí enterradas Isabel, su esposa, y María su hija, emperatrices; Leonor y María, sus hermanas, reinas: la primera de Francia, la otra de Hungría".

El segundo conjunto situado frente al primero guarda la misma estética que el anterior. Vemos el gran escudo de los reinos hispánicos de Felipe II. Las figuras que en él encontramos son: Felipe II, la reina doña Ana de Austria (su cuarta mujer y madre de Felipe III), la reina doña Isabel de Valois (tercera mujer), doña María Manuela de Portugal (su primera mujer y madre del príncipe don Carlos), y por último el príncipe don Carlos, primogénito del rey fallecido en extrañas circunstancias. Este conjunto fue colocado en 1600 y lleva un epitafio que dice traducido del latín: "A Dios Omnipotente y Máximo (D.O.M.). Felipe II rey católico de todos los reinos de España, de Sicilia y Jerusalén, archiduque de Austria, viviendo aún, las mandó poner en este sagrado templo que erigió desde sus cimientos. Junto con él descansan Ana, Isabel y María, sus mujeres, y Carlos, príncipe, su hijo primogénito".

Hay que hacer constar que en el cenotafio del rey Felipe II está ausente su segunda esposa María Tudor, probablemente por ser inglesa y no estar enterrada en este monasterio. El primogénito príncipe Carlos murió a los 23 años; de la muerte fue acusado su propio padre Felipe II por parte de las cortes extranjeras, hoy día se sabe que ello es falso, aunque bien es cierto que el príncipe Carlos era un loco sádico, enfermizo y caprichoso al que el rey tuvo que encerrar en diversas ocasiones porque disfrutaba torturando a las personas y a los animales. También conspiró con los rebeldes flamencos en contra del rey e incluso se cree que urdió planes para asesinar a su padre, en definitiva estaba loco de atar.
   
  
La Basílica formada por un cuadrado perfecto de 50 metros de lado, es el nexo de unión de todo el conjunto monacal. Concebida en un primer momento por Francesco de Urbano, sería Juan de Herrera quien modificaría los planos originales. De planta centralizada, sus cuatro pilares dóricos de 8 metros de lado cada uno, colocados en el centro forman tres naves en cualquiera de sus cuatro direcciones. En el centro una gran cúpula de 17 metros de diámetro, con tambor apoya sobre pechinas. Las naves se cubren con bóvedas de cañón y dispone de coro alto a los pies. Toda la obra está realizada en sillería de granito mientras que el pavimento es de mármol blanco y gris.

La Capilla Mayor se resuelve en una planta cuadrangular de 19 x 18 metros. El presbiterio se encuentra situado a varios niveles respecto al suelo de la iglesia. A la Capilla Mayor se accede por una corta escalera formada por doce peldaños de mármol que nos lleva al presbiterio cuyo suelo está revestido por mármoles y jaspes de color blanco, verdes y rojos. Cinco escalones más nos llevan a un segundo nivel donde encontramos el Altar Mayor realizado en mármoles y jaspes.

El Retablo Mayor de 30 metros de altura está compuesto por un zócalo y cuatro cuerpos horizontales. Es diseño de Juan de Herrera con pinturas de Tibaldi y Zúccaro y esculturas de Leone Leoni (1509-1590) y su hijo Pompeo Leoni (1533-1608) realizadas en bronce doradas al fuego. Todo el retablo está realizado en jaspes y mármoles.

El zócalo sirve de sustentación al resto del retablo, en el mismo se abren dos puertas de madera de caoba que dan paso al trassagrario que se encuentra detrás del Retablo Mayor.

El primer cuerpo del retablo está formado por seis columnas estriadas de orden dórico de mármol rojo que sostienen un arquitrabe y que forman cuatro calles donde se encuentran las hornacinas. En el centro el tabernáculo diseñado por Jacome Trezzo, y a ambos extremos dos pinturas al óleo de Peregrin de Peregrini (1527-1596), alias Tibaldi, La Adoración de los Pastores y la Adoración de los Reyes. Acompañan a los lienzos cuatro esculturas de bulto redondo de Pompeo Leoni representando a San Jerónimo y San Agustín, San Ambrosio y San Gregorio, realizadas en bronce dorado al fuego. Las pequeñas figuras del tabernáculo son obra de Leoni Leone realizadas entre 1579 y 1586.

El segundo cuerpo lo forman seis columnas estriadas de orden jónico en mármol rojo que sostienen un arquitrabe y que conforman cuatro calles. En el centro un lienzo representando El martirio de San Lorenzo de Peregrin de Peregrini, y a su lado dos lienzos salidos de la mano de Federico Zúccaro (1542-1609) y que representan uno de ellosLa flagelación de Cristo y el otro a Cristo con la cruz a cuestas. Le acompañan cuatro esculturas de Pompeyo Leoni representando a los cuatro evangelistas (San Marcos, San Lucas, San Mateo y San Juan), obras realizadas en bronce doradas al fuego.

El tercer cuerpo tiene cuatro columnas estriadas de mármol rojo de orden corintio que sostiene un arquitrabe que conforman tres calles. Tres lienzos, en el centro La Asunción de la Virgen y a su lado La Resurrección del Señor y la Venida del Espíritu Santo, las tres obras de Federico Zúccaro fechadas y firmadas en 1587. Les acompañan en los extremos dos esculturas de Pompeyo Leoni, San Andrés y Santiago el Mayor.

El cuarto cuerpo lo forma un Calvario: Cristo en la cruz, San Juan y la Virgen, conjunto encuadrado en un marco arquitectónico. Fuera de este marco dos figuras representando a San Pedro y San Pablo. En este lugar encontramos la firma del autor: Pompeius Leoni (fecit) 1588.

Detrás del Retablo Mayor se encuentra el trassagrario, sala decorada con pinturas al fresco de Peregrín de Peregrini (Tibaldi) con escenas del Antiguo Testamento: Los israelitas cogiendo el maná, la cena del cordero, Abraham ofreciendo el diezmo a Melquisedec y Elías a quien el ángel da el pan subcinerario.

Las pinturas de la bóveda de la Capilla Mayor son obra del italiano Lucas Cambiasso (ca.1527- 1585) "Il Luchetto" o "Luquetto" y representan La Coronación de la Virgen y bordeando los lunetos Los Cuatro Profetas Mayores.

La bóveda del coro está pintada al fresco por Lucas Cambiasso y es una representación de La Gloria celestial. En el lugar más alto la Santísima Trinidad y bajo ellos toda una corte celestial de papas, sacerdotes, nobles, santos, ángeles, militares, ángeles músicos y toda una gloria de ángeles en alabanza a la Santísima Trinidad. En los muros laterales que soportan la bóveda se encuentran representados la Anunciación, las cuatro virtudes teologales, San Jerónimo y San Lorenzo.

El coro de 14 metros x 26 metros está situado en alto sobre el coro bajo. En el mismo encontramos el facistol, diseño de Juan de Herrera, realizado en bronce y madera de ácana. Los sitiales del coro son de madera y completan un total de 124 asientos a dos alturas, realizados por el ebanista italiano Giuseppe Flecha.

Si en una primera fase se pintaron al fresco las bóvedas de la Capilla Mayor y del Coro, hay que esperar a una segunda fase para que un nuevo pintor se hiciera cargo de la pintura al fresco del resto de las bóvedas del templo; pero esta ya sería bajo un nuevo rey cien años después. Este rey sería Carlos II que escogió para terminar la pintura al fresco de la Basílica al italiano Lucas Giordano o Lucas Jordan (1636-1705). Este pintor llegó a España hacia 1692 y en pocos años realizó todos los encargos del rey, en un tiempo verdaderamente record.

Así pintó entre septiembre de 1692 y abril de 1693 la bóveda de la escalera principal del palacio con un fresco titulado La Gloria de la Casa de Austria.

En cuanto al templo pintó un total de ocho bóvedas al fresco entre abril de 1693 y julio de 1694. La temática es la siguiente:

• El misterio de la Encarnación
• Los israelitas atravesando el desierto y el Mar Rojo
• El triunfo de la iglesia militante
• El juicio final y la resurrección de los muertos
• La pureza de la Santísima Virgen
• La victoria de los israelitas sobre los amalacitas
• El juicio de San Jerónimo y los doctores de la iglesia
• La muerte y el entierro de la Virgen

Una de las joyas que podemos encontrar en la Basílica es un Cristo en la Cruz cincelado en mármol blanco obra de Benvenuto Cellini y realizado en 1562. Fue donado al rey por el gran duque Francisco de Toscana, y está considerado como una de las obras maestras del siglo XVI florentino. Se da la circunstancia que este Cristo originalmente estaba completamente desnudo, pero en la actualidad lo podemos contemplar con un lienzo de pureza que tapa su desnudez.
   
   
Como ya hemos comentado la Basílica cuenta con dos torres campanarios gemelos de 72 metros de altura cada uno, y sobre el crucero se levanta una gran cúpula de 92 metros de altura que es el punto mas alto de todo el monasterio.

Sacristía La sacristía está formada por dos salas, la antesacristía y la sacristía propiamente dicha. La antesacristía se cubre con una bóveda decorada al estilo pompeyano, obra de Nicolás Granello. Los suelos son de mármol. En uno de sus muros encontramos una gran pila lavamanos con cinco grifos en forma de cabecitas de ángeles.

La sacristía es una sala rectangular de 30 x 8 metros. Se cubre con una bóveda decorada con grutescos salidos de la mano de Nicolás Granello y Fabricio Castello. Destaca una soberbia cajonería de maderas nobles (ácana, caoba, ébano, cedro, terebinto, boj y nogal) que forma de base a una gran mesa corrida que recorre todo lo largo de la sala. Destacan sus catorce ventanas que le permiten una luminosidad sorprendente.

El Retablo del Altar se cubre con un lienzo bocaporte, obra maestra de Claudio Coello (1642-1693), que lleva por titulo Carlos II adorando la Sagrada Forma. El pintor está retratado en el ángulo inferior izquierdo de perfil, siendo el personaje que lleva patillas.

Panteón de Reyes, Panteón Real o Cripta Situado bajo el Altar Mayor, para llegar hasta el mismo hay que bajar dos escaleras. La primera de ellas formada por 13 escalones nos lleva a una puerta de bronce dorado a fuego con una inscripción que dice: A Dios Omnipotente y Grande (D.O.M). Lugar sagrado dedicado por la piedad de los Austrias a los despojos mortales de los Reyes Católicos, que aguardan el día ansiado, bajo el Altar Mayor, del Restaurador de la Vida. Carlos V, el más esclarecido de los Césares, deseó este lugar de reposo postrero para sí y para los de su estirpe; Felipe II el más prudente de los Reyes, lo eligió; Felipe III, príncipe hondamente piadoso, dio comienzo a las obras; Felipe IV, grande por su clemencia, constancia y religiosidad, lo agrandó, hermoseó y terminó en el año del Señor de 1654.

Bajando 34 escalones más llegamos a la cripta no sin antes pasar por dos descansillos, en el primero encontramos dos puertas falsas, mientras que en el segundo descanso las dos puertas se corresponden con los pudrideros, uno de ellos el de reyes y el de enfrente el de los infantes.

La cripta es una habitación de traza poligonal de ocho lados, en uno de cuyos lados figura un pequeño altar y en el de enfrente la entrada, quedan por tanto seis lados libres donde se albergan los sarcófagos distribuidos en diversas alturas con los restos de los reyes y reinas de España. En total cuatro sarcófagos por lado que multiplicados por seis lados, dan un resultado de 24 sarcófagos de mármol de reyes y reinas.

La disposición de los difuntos siguen un orden concreto, así en el lado izquierdo figura el rey o la reina y en su misma colocación pero en el lado derecho la reina o el rey consorte, pero a condición que sea reina madre de un rey. Existe alguna excepción como la reina doña Isabel de Borbón primera mujer de Felipe IV que sin ser madre de rey, fue enterrada en el panteón de reyes por expreso deseo de su esposo el rey Felipe IV. También está enterrada Victoria Eugenia de Battemberg esposa de Alfonso XIII que no fue madre de rey, aunque por deferencia hacia su nieto el rey Juan Carlos I está enterrada en el panteón. También lo serán los padres del rey Juan Carlos que aunque no han reinado se considera que mantuvieron los derechos sucesorios (en la actualidad se encuentran en el pudridero). Don Juan de Borbón (1913-1993) y María de las Mercedes de Borbón y Orleans (1910-2000).

También existen dos reyes de España que por diversas circunstancias no están enterrados aquí, uno de ellos es Felipe V de Borbón y el otro Fernando VI. Felipe V está enterrado en la Granja de San Ildefonso mientras que Fernando VI lo está en el Monasterio de las Salesas Reales de Madrid (Iglesia de Santa Bárbara). Además otros dos reyes no están enterrados en este lugar, Amadeo I de Saboya que lo está en Italia y José Bonaparte que lo está en Los Invalidados de Paris (ambos por razones obvias).

Felipe V de la Casa de Borbón no quiso ser enterrado en el Panteón de los Austrias con los que había luchado por la Corona de España y Fernando VI no tuvo hijos con su esposa Bárbara de Braganza, por lo que al morir ésta no pudo ser enterrada en el Panteón. Al morir el rey, quiso ser enterrado junto con su esposa a la que amaba profundamente.
   
  
El Panteón de Reyes es una cripta situada debajo del Altar Mayor de la Basílica, con forma octogonal, cubierta con una cúpula y una decoración de estilo barroco. Toda la sala se cubre con jaspes, pórfidos, mármoles de distintos clases y bronces dorados, incluido el suelo que es de mármol. Construida por Juan Gómez de la Mora según planos de Juan Bautista Crescenzi. Las obras comenzaron en 1617 en tiempos del rey Felipe III aunque no llegaron a ser terminadas y acabaron siendo abandonadas. En 1645 se hizo cargo de ellas fray Nicolás de Madrid que las acabó en 1654 en tiempos del rey Felipe IV. Cuenta en total con 24 sepulcros de mármol. Preside la estancia un pequeño altar de mármol verde de Génova con un crucifijo de bronce dorado obra de Domenico Guidi realizado entre 1657 y 1659. El frontal del altar es de bronce dorado y ostenta un bajorrelieve del entierro de Cristo de gran calidad.

Al morir los reyes no pasan directamente a este lugar, previamente y durante 50 años descansan en una sala cercana conocida como el Pudridero. Pasado el tiempo los restos pasan al Panteón de Reyes donde son enterrados en urnas todas iguales donde se esculpen sus nombres. Existe un protocolo muy estricto, por el cual el difunto es entregado a los monjes del monasterio y pasado el tiempo preceptivo pasan al Panteón Real. De todos estos actos se levantan diversas actas notariales, con intervención de médicos, patólogos, miembros de la familia real, monjes e incluso instituciones del Estado. El acceso al pudridero está totalmente prohibida, incluso para los monjes del monasterio, pudiendo entrar exclusivamente los debidamente autorizados.

Las urnas funerarias son de mármol pardo y reposan sobre cuatro patas con forma de garras de león en bronce dorado. Sobre el frontal de los mismos figura las inscripción del difunto en latín en una cartela dorada.
Panteón de Reyes (enterramientos reales)
• Carlos I (1500-1558)• Isabel de Portugal (1503-1539)   
• Felipe II (1527-1598)• Ana de Austria (4ª mujer) (1549-1580)   
• Felipe III (1578-1621)• Margarita de Austria (1584-1611)   
• Felipe IV (1606-1665)• Isabel de Borbón (1ª mujer) (1603-1644)• María Ana de Austria (2ª mujer) (1634-1696)
• Carlos II (1661-1700)      
   • María Luisa de Saboya (1ª mujer de Felipe V) (1668-1714)   
• Luis I (1707-1724)      
• Carlos III (1716-1788)• María Amalia de Sajonia (1724-1740)   
• Carlos IV (1748-1819• María Luisa de Parma (1751-1819)   
• Fernando VII (1784-1833)• María Cristina de Borbón (4ª mujer) (1806-1878)   
• Francisco de Asís (rey consorte) (1822-1902)• Isabel II (1830-1904)   
• Alfonso XII (1857-1885)• María Cristina de Habsburgo (2ª esposa) (1858-1929)   
• Alfonso XIII (1886-1941)• Victoria Eugenia de Battemberg (1887-1969)   
Además del Panteón Real, a finales del siglo XIX en 1862 y por orden de la reina Isabel II se construyó el Panteón de Infantes para dar sepultura a los hijos de reyes que por no ser primogenitura de nacimiento no podían ser sepultados en el Panteón Real y también a las esposas reales que no habían tenido descendencia coronada. El proyecto fue llevado a cabo por el arquitecto José Segundo de Lerma entre 1862 y 1888 mediando entre ambas fechas un largo periodo de interrupción, por lo que el panteón fue acabado ya en el periodo del rey Alfonso XII.
   
   
El panteón de infantes está formado por un total de nueve salas, cinco corren por debajo de la sacristía, una por debajo de la celda prioral y las tres últimas por debajo de las salas capitulares. Destacan las estatuas de los heraldos que dan entrada al Panteón de infantes niños, excelentes obras del escultor Ponciano Ponzano Gascón (Zaragoza 1813-Madrid 1877). Del total de 60 sepulturas de los que consta el panteón de infantes sólo están ocupadas 36 sepulturas.

Destaca entre los allí enterrados y en un lugar de honor (5ª cámara), el féretro de don Juan de Austria (1547-1578), hijo natural de Carlos I y por lo tanto hermanastro de Felipe II. Se trata sin duda de una tumba de extraordinaria importancia, no sólo por el personaje de que se trata sino por la maestría de la talla. Realizado en mármol blanco de Carrara, en él vemos la efigie de don Juan con la espada entre sus manos. La delicadeza de la talla y los detalles son verdaderamente asombrosos. La obra está tallada por Giuseppe Galleoti según modelo de Ponciano Ponzano.

Destacar también que además del conocido como Panteón de Infantes, se construyó otra sala conocida como Panteón de Párvulos o infantes niños, en ella están enterrados todos los niños muertos en edad infantil o antes de llegar a la pubertad. Son un total de sesenta nichos y su principal característica es que tiene forma de tarta, por aquello de darle un cierto aire infantil, característica que ha sido muy criticada por lo dudoso de su gusto. Hay que decir que la mitad de los sarcófagos de esta curiosa tarta están vacíos y que está realizada en mármol de Carrara.

Patio de los Evangelistas Cuando hablamos del Patio de los Evangelistas en realidad hablamos del claustro monacal del convento. Realizado por Juan Bautista de Toledo en estilo renacentista, se compone de dos pisos formados por arcos de medio punto, las del piso inferior sostenidas por columnas dóricas mientras que las del piso superior son de orden jónico. Cada lado tiene una longitud de 46 metros y dispone de un total de 88 vanos que llenan los claros de los arcos. Por encima del cuerpo superior corre un antepecho abalaustrado de piedra con adornos de bolas.

En el centro del patio se disponen cuatro estanques y en el centro de estos un templete octogonal, obra de Juan de Herrera. Construido en piedra al exterior y mármoles en el interior, ocho columnas dóricas sostienen un entablamento con un balcón en su parte superior. Remata todo el conjunto una cúpula con linterna ciega. En cuatro de los paños del templete, cuatro estatuas representando a los Evangelistas en sendas hornacinas, y a sus pies los animales simbólicos que los representan. Así encontramos a San Lucas, San Mateo, San Juan y San Marcos, todos ellos con un libro abierto entre sus manos y realizados en mármol. Los evangelistas son obra de Juan Bautista Monegro. De las cuatro figuras de los evangelistas toma prestado el patio su nombre.

Sobre la parte occidental del Patio de los Evangelistas encontramos una gran escalera, en ella podemos encontrar las pinturas que Luca Giordano (Lucas Jordán) (Nápoles 1634-1705) pintó en el siglo XVII en la bóveda representando La Gloria de la Casa de Austria. Destaca porque en ella podemos ver pintado un balcón donde se encuentran el rey Carlos II, a su esposa María Ana de Noeburgo y a la madre de este Mariana de Habsburgo, contemplando la escena en la que los reyes Carlos I y Felipe II en presencia de San Lorenzo se encuentran ante la Santísima Trinidad. En otro lugar aparecen sendas representaciones de la batalla de San Quintín, la fundación del Monasterio del Escorial, Felipe II, Carlos I y alegorías de la iglesia en un gran canto a la grandeza y piedad de la Casa de Austria. Los frescos fueron encargados por el rey Carlos II un siglo después de ser construida la escalera.

Esta escalera construida por Juan Bautista Toledo consta de 52 peldaños y son de las conocidas como de tipo imperial, es decir la escalera nace en un sólo tramos y en el descanso se divide en dos tramos a derecha e izquierda. La escalera sirve de comunicación entre ambos pisos del claustro y es conocida sencillamente como la escalera principal.
   
Sala de las batallas Otra de las salas más conocidas es la Sala de las Batallas o Sala de los Alabarderos. Se trata de una gran sala alargada de 55 metros de largo, cubierta con bóveda de cañón. En las paredes de la misma encontramos diversas escenas de batallas, así encontramos escenas de la Batalla de San Quintín, de Higueruelas, la batalla de Pavía. la batalla naval de Lepanto y la Expedición a las Islas Terciarias o de las Azores, todas ellas ganadas por los españoles. Los autores de las pinturas realizadas al fresco fueron Nicolás Granello, Fabrizio Castello y Lazzaro Tavarone entre otros. Realizadas entre 1584 y 1589. La más interesante de todas ellas sea tal vez la batalla de Higueruelas, porque representa fielmente los estandartes y la organización del ejercito en la época de la batalla y permite conocer de manera histórica los participantes en la batalla, ocurrida el 1 de julio de 1431 entre las tropas castellanas del rey Juan II y los musulmanes.
   
Las bóvedas del techo fueron pintadas al fresco según la técnicas del grutesco, con dibujos caligráficos, guirnaldas, amorcillos, pájaros en vuelos y lunetos ornamentales, por los mismos autores.

La sala de planta rectangular, está iluminada por nueve vanos o ventanas situados en el muro sur y que conforman un total de diez espacios, en cada uno de los cuales se representa una batalla. El muro norte no tiene ventanas y forma una ininterrumpida y larga sucesión de batallas, formaciones militares y hechos históricos en los que han intervenido las armas hispanas.

Real Biblioteca de El Escorial Se encuentra en una sala superior situada exactamente sobre la entrada principal de la fachada de poniente. En la entrada hay una inscripción que amenaza con pena de excomunión a todo aquel que saque algún libro u objeto depositado en la sala. Destaca en el centro una esfera armilar de madera fechada en 1536 y realizada en Florencia por Antonio Santucci. La esfera armilar era utilizada antiguamente para determinar la posición de los astros en el cielo. También cinco mesas cuadradas de mármol con cercos de bronce del siglo XVII. Se cubre la estancia con bóveda de cañón y los suelos con mármoles blancos y pardos. La estancia tiene unas medidas de 54 metros de largo x 9 metros de ancho y 10 metros de altura.

La iluminación de la biblioteca se realiza por una serie de vanos distribuidos en cinco ventanas y cinco balcones que asoman al Patio de los Reyes y siete ventanas que recalan al exterior de la explanada de la fachada de poniente.
   
   
En sus estanterías encontramos libros en latín, hebreo, árabe, provenzal y otras lenguas exóticas, fechadas entre los siglos XIV y XV. Miniaturas del siglo XIII y encuadernaciones del siglo XVI en oro y policromía, así como incunables de un valor incalculable. Todos los libros depositados en estanterías de madera con el lomo vuelto al revés según la creencia de la época de que así los libros se conservaban en perfectas condiciones. Los fondos documentales se resumen en cuarenta mil impresos, dos mil manuscritos árabes, dos mil noventa en latín y lenguas vernáculas, setenta y dos en hebreo y quinientos ochenta en griego.

La bóveda de la sala esta compartimentada en siete espacios o tramos; cada uno de ellos representa a una de las siete artes liberales: la Gramática, la Retórica y la Dialéctica que se corresponden con el "Trivium" (tres caminos) y la Aritmética, la Música, la Geometría y la Astrología que se corresponden con el "Quadrivium" (cuatro caminos). Cada una de las artes está representada en forma de matrona o alegoría a la que acompañan dos historias relacionadas con ella. Las pinturas al fresco de las bóvedas del techo son de Peregrin de Peregrini, alias Tibaldi con la participación de Incola Granello, siendo realizadas entre 1588 y 1592 según un programa iconográfico de fray José de Sigüenza. Los testeros de la sala se decoran con frescos del mismo autor representando en uno de ellos a la Filosofía (el saber adquirido) mientras que en el otro la Teología (el saber revelado).

Sobre un zócalo de mármol se levantan las estanterías de madera donde se encuentran los libros, fue diseñada por Juan de Herrera y ejecutadas por Flecha, Gamboa y Serrano entre otros. Esta confeccionado en maderas nobles como son el cedro, la caoba y el ébano.

Como dato anecdótico podemos citar que durante diez años fue director la Real Biblioteca del Monasterio el sabio humanista Arias Montano Benito (Fregenal de la Sierra [Badajoz] 1527 - Sevilla 1598). Este humanista ha sido objeto de polémica ya que existe controversia sobre si este humanista pertenecía a una sociedad secreta o semi-clandestina de carácter heterodoxa o herética y que desde su puesto de bibliotecario tenia acceso a libros prohibidos.

La biblioteca nació en 1575 con una entrega inicial por parte del rey Felipe II de 4000 volúmenes procedentes de su biblioteca personal. Con el tiempo ésta fue aumentada con diversas compras y donaciones, entre las que destacamos la realizada en 1576 por don Diego Hurtado de Mendoza, si bien es cierto que a cambio de algunos favores. En el plano negativo hay que destacar el incendio del monasterio ocurrido en 1671 que se llevó al mundo de las cenizas muchas de las obras allí despositadas y el saqueo que hicieron los franceses durante la Guerra de la Independencia.

También tuvo entrada en 1612 la importante biblioteca con cerca de 4000 volumenes que el capitán de las galeras españolas don Luis Fajardo arrebató a Muley Zidan emperador de Marruecos, escritos en árabe, turco y persa. Muchos de estos volumenes sucumbieron al incendio de 1671.

Salas Capitulares En sus techos podemos observar pinturas de Urbino, Granello y Castello. Son grandes salas donde se reunian los monjes en capitulo para tratar los temas habituales de la orden. Se situan en el lado sur del Patio de los Evangelistas.

En el centro de la sala mayor encontramos un gran atril adornado con un águila simbolo de San Juan. Es obra de Juan Simón de Amberes y fue realizado en 1571. 

Palacio de los Austrias Además de monasterio el edificio es residencia palacial, aunque podríamos decir que comparado con el total de la superficie del monasterio las zonas de palacio son ínfimas.
   
  
Destaca el Palacio de los Austrias, que ocupa un lugar de privilegio alrededor o junto a la Capilla Mayor de la Iglesia, de hecho desde sus habitaciones pueden ser seguidos los actos religiosos que se realizan en la iglesia. Concretamente esta zona palaciega ocupa la parte de la cabecera de la iglesia, aquella que podríamos considerar como el mango de la parrilla cuya forma adopta el monasterio.

Destaca el Palacio de los Austrias por su extrema sencillez, lo pequeño y sencillo de sus habitaciones y la total austeridad de los aposentos, muy en consonancia con su creador, el rey Felipe II. Entre las estancias destacan las conocidas como la habitación de la infanta Isabel Clara Eugenia, el Salón de Trono y el dormitorio y despacho de Felipe II. A destacar que en su alcoba encontramos la cama donde falleció el rey de un Imperio donde no se ponía nunca el sol. Ocurrió un 13 de septiembre de 1598. En las habitaciones podemos encontrar unos pocos muebles y algunos retratos, algunos de ellos son originales del siglo XVI mientras que otros son representaciones modernas de mobiliario de la época. Destacamos un lienzo salido de la mano de Juan Pantoja de la Cruz y que representa al rey Felipe II ya muy viejo y próximo a su muerte, datado en 1594.

El pavimento de las habitaciones son de ladrillo, mientras que las paredes están lucidas en blanco, a excepción de un zócalo de un metro de altura con azulejos de Talavera.

Unos de los adornos y elementos originales a destacar sin genero de duda son las puertas de marquetería (madera tallada) que el emperador Maximiliano regaló a Felipe II y que se encuentran situadas en las habitaciones de recepción de embajadores y paso de autoridades.

Las habitaciones del Palacio de los Austria giran alrededor de un pequeño patio conocido como Patio de los Mascarones, porque en sus muros se encuentran una serie de mascarones formando parte de las fuentes que bordean al mismo.

Palacio de los Borbones Con el advenimiento de la dinastía Borbón, Felipe V y Fernando VI, reyes de gusto afrancesado no tuvieron excesivo interés por el monasterio que quedaba muy austero para su tren de vida, llena de lujo, fastuosidad y fiestas; es por ello que estos reyes prefirieron el Palacio de Aranjuez, La Granja y el Pardo para sus jornadas de descanso y reposo.

Con Carlos III (1759-1788) y Carlos IV (1788-1808), la vida del monasterio tuvo un pequeño renacimiento pero por causas distintas a las que pudiéramos imaginar. Su emplazamiento favorecía el ejercicio de la caza y los paseos campestres, por lo que modificaron el primer piso del ala norte para dotar a estas estancias de todas las comodidades dignas del reyes. Así adornaron las habitaciones con muebles, relojes, lámparas de arañas y sobre todo con tapices, cerca de trescientos, realizados por la Real Fábrica de Santa Bárbara y otros traídos de Flandes, Francia e Italia. Los autores de los tapices españoles brillan con luz propia, Goya y Bayeu, además de Castillo, Teniers y Wouerman.

Al Palacio de los Borbones se accede por una monumental escalera construida en tiempos de Carlos IV (1788-1808) por Juan de Villanueva.

Museo de Arquitectura y Pintura Uno de los elementos sobresalientes del Monasterio es su Pinacoteca de Pintura, en sus salas se exponen cuadros de los más prestigiosos pintores de los siglos XV, XVI y XVII, así encontramos cuadros de El Bosco, Durero, Coxcie, Tiziano, Bassano, Lucas Jordán, Tintoretto, Valdés Leal, Velazquez, Rubens y el Greco.
   
   
Del Greco conviene citar el único cuadro existente de este pintor en el Monasterio y es el que lleva por titulo San Mauricio y la Legión Tebana, cuadro que no gustó a Felipe II y fue arrinconado a una sacristía hasta que nuevos tiempos han devuelto a un lugar de honor a este cuadro que para mi es uno de los mejores que pintó nuestro genial pintor cretense y español.

Además de la Pinacoteca de Pintura, encontramos el llamado Museo de Arquitectura donde se recogen toda una serie de utensilios e instrumentos utilizados en la época para la construcción del monasterio.
Fotografias Varias del Monasterio de El Escorial


  
 
Ficha técnica
Fecha de realización página: 15 de Septiembre de 2.008
Fecha última modificación: 28 de Abril de 2.013

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