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jueves, 30 de junio de 2016

Se lo dije, Presidente!

Se lo dije, Presidente!

  • ¡Se lo dije, Presidente!
Vinicio A. Castillo Semán
http://www.listindiario.com/puntos-de-vista/2016/06/13/422928/se-lo-dije-presidente

Hace cuatro años, recién instalado en el poder el presidente Danilo Medina, el día 3 de septiembre del año 2012, escribí un artículo en este periódico Listín Diario, titulado “Presidente, la modifi cación del Código”, en el que advertí con visión profética (pido perdón por la inmodestia) al presidente de la República, Danilo Medina, sobre lo que sería uno de los principales problemas y desafíos como gobernante: la Seguridad Ciudadana.
He considerado pertinente y de enorme actualidad en la presente coyuntura, transcribir íntegramente ese artículo: “Sin dudas que el principal problema que afronta la familia dominicana en el día de hoy es el deterioro que de manera progresiva se ha estado produciendo en el tema de la seguridad ciudadana. Durante años, estuvimos clamando porque nuestro amigo el presidente Leonel Fernández promoviera con su poder político como líder del PLD y entonces Presidente de la República, la modifi cación del Código Procesal Penal en aquellos puntos que han probado ser facilitadores del crimen y la delincuencia y con cuya aplicación se ha construido una peligrosísima sensación de impunidad generalizada.
Pese a que la modifi cación del Código Procesal Penal fue propuesta a unanimidad como una urgencia imperativa en la mesa de seguridad ciudadana en el gran diálogo nacional que organizara el gobierno del presidente Fernández; pese a que la iglesia Católica y la población ha pedido a gritos la modifi - cación de ese Código, que incluso llegó a aprobarse en la Cámara de Diputados el año pasado, no ha habido forma de que esto se convierta en realidad, para la felicidad y regocijo de la delincuencia, y sobre todo de la reincidencia criminal que azota hoy a todos los dominicanos en atracos, asesinatos, robos y todo tipo de tropelías.
El presidente Fernández, a pesar de estar de acuerdo con estas modifi caciones, lamentablemente nunca se animó a impulsar esta iniciativa de modifi cación, clave para restaurar un clima de seguridad ciudadana. El resultado fue que este tema tan vital para la vida del país terminó siendo uno de los puntos más débiles de su gestión de gobierno.
Danilo Medina, que ascendió al poder hace apenas unas semanas, tiene ante sí el reto de abordar el tema de la inaplazable modifi cación del Código Procesal Penal, si quiere ser exitoso en el combate al grave problema de la delincuencia. De nada valdrá ninguna reforma policial, ni cualquier otro esfuerzo que haga el nuevo gobierno, si el delincuente entiende que tiene a su alcance una normativa procesal protectora que le permite estar en las calles, haga lo que haga, en corto plazo.
No importa que se dignifi que el trabajo del policía; ni que se aumenten las patrullas, si el delincuente no le tiene miedo a ser apresado porque sabe que hay un aparato judicial que está obligado a aplicar una normativa garantista en extremo, que le sobreasegura la impunidad de sus graves delitos y que deja al mismo tiempo a la víctima y los familiares de ésta absolutamente desprotegidos.
Sé que hay una corriente en el gobierno que considerará que el rigor del proceso penal contra los delincuentes y el mantenimiento de éstos tras las rejas cuando son reincidentes y peligrosos, no es el camino. Si nuestro Presidente hace suyos esos criterios equivocados y comete el mismo error que cometió nuestro amigo el presidente Fernández, preparémonos para presenciar el deterioro progresivo de la seguridad ciudadana en nuestro país.
¿De qué valdrá tener policías efectivos, si los delincuentes apresados por éstos son liberados en pocos días, con blandengues medidas de coerción impuestas por jueces de instrucción, en aplicación del CPP? ¿De qué valdrá a los ofi ciales serios de la DNCD hacer su trabajo frente al crimen organizado y frente a peligrosos delincuentes, si en días o semanas ven por las calles en lujosos autos a esos capos riéndose, disfrutando de medidas de garantía económica otorgadas por el “arraigo” que señala el Código como premisa para otorgar esas alegres libertades? ¿Con qué dinero una víctima de un barrio pobre puede pagar un abogado para perseguir a su atracador, que está protegido por abogados de ofi cio pagados por el Estado, en libertad y en condiciones de irle a matar a su propia casa? Por ser una de las personas que más trabajó por el triunfo de Danilo Medina y por tener un profundo deseo de su éxito como gobernante, me permito hacer estas refl exiones públicamente y para que consten en acta, en cuanto a que si no se hace caso a este clamor nacional en que se ha convertido el grito de modifi cación de este Código prodelincuentes, esté la prueba escrita de que dentro de los amigos y aliados del presidente Medina hubo quien se lo dijera y advirtiera, al inicio de su gobierno”.  

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