El Ártico está situado en la zona más septentrional de la Tierra y está considerado como un área de gran importancia geoestratégica. Esta región tiene una extensión de unos 20 millones de km2 y ocho países son considerados árticos por limitar con dicho casquete polar: Canadá, Groenlandia, Noruega, Rusia, Estados Unidos (por Alaska), Suecia, Finlandia e Islandia.
Las estimaciones de la ONU y el Servicio Geológico de Estados Unidos consideran que el volumen de los depósitos de hidrocarburos que encierra el fondo del Ártico equivale al 25% de los yacimientos conocidos en todo el mundo. En este sentido, Alaistair J. Fraser, presidente del Instituto de Energía y Geociencia de Petróleo en el Imperial College de Londres nos dice que: “Durante las tres últimas décadas de exploración de petróleo en el Ártico se han encontrado más de 200.000 millones de barriles de petróleo. Se estima que todavía hay 114.000 millones de barriles de petróleo no descubiertos y 56 billones de metros cúbicos de gas natural”. También, El Ministerio de Emergencias ruso, considera que el Ártico alberga vastos yacimientos de recursos naturales valorados en más de 30 billones de dólares.
Además, el Ártico con el aumento del deshielo, al ritmo que se prevé en los próximos años, puede ser una importante vía de comunicación por el Norte entre los países nórdicos y Norteamérica y desde allí, por vía marítima transportar todo tipo de productos y mercancías hacia los países europeos, latinoamericanos o asiáticos con unos costos de transporte más reducidos. Rusia está potenciando la Infraestructura de la Ruta Marítima del Norte, un itinerario alternativo que comunicaría todo su territorio más septentrional (más de 10.000 Km) y, desde allí, se prolongaría hacia el Sur sustituyendo las rutas tradicionales del comercio entre Europa y Asia por los canales de Suez y Panamá.
Maniobras militares en el Ártico

Como se sabe de la gran riqueza del Ártico las grandes potencias mundiales (y algunas más pequeñas) están llevando a cabo actividades militares en el Ártico.  Estados Unidos, ya en noviembre de 2013, lanzó una estrategia global para su actividad militar en el Ártico, destinada oficialmente a equilibrar “la seguridad humana y la del ambiente” en la región, pero en la que activistas ven una ofensiva para crear mejores condiciones de negocios para la explotación de sus ricos yacimientos de hidrocarburos.
“Esta nueva estrategia tiene una enorme importancia porque reconoce la creciente influencia de la región del Ártico, para Estados Unidos y como una zona de posibles operaciones militares,” dijo a IPS el investigador Seth Myers, del Instituto Ártico, un centro de estudios con sede en Washington.
En esta actividad militar Rusia no se ha quedado atrás. Desde hace años viene construyendo, aceleradamente, instalaciones militares en sus islas situadas en el Ártico (Kotelny, Wrangel, Tierra de Alexandra, archipiélagos Severni, Nueva Zambla y el Cabo Schmidt). Así, en 2014, Rusia desplegó en las islas de Wrangel, Tierra de Alexandra y Cabo Schmidt varios radares y centros de control aéreo.
Maniobras militares en el Ártico
Maniobras militares en el Ártico
Entre el 16 y el 27 de septiembre de2015, las Fuerzas Aéreas de Noruega, Suecia, Finlandia, EEUU y Gran Bretaña desarrollaron ejercicios conjuntos en las tierras árticas, cerca de las fronteras de Rusia.
Según la idea de los organizadores, cuyo nombre en clave es Arctic Challenge (Desafío Ártico), las maniobras han de exhibir las posibilidades de un rápido despliegue de las Fuerzas Aéreas de EEUU y sus aliados en el Ártico.
Pero al mismo tiempo, Arctic Challenge pone en evidencia que la así llamada Cooperación de Defensa de los Países Nórdicos (NORDEFCO) en realidad no es otra cosa que una organización militar bajo la égida de EEUU que busca, entre otras cosas, uncir a la alianza militar con EEUU países neutrales como Suecia y Finlandia.
El Desafío Ártico es realmente un desafío. Ciento quince aviones de combate apoyados por aviones cisterna y AWACS son una fuerza nada despreciable capaz de causar sensibles daños. Cabe tener presente, asimismo, que se trata tan solo de una parte de la agrupación que la OTAN podría desplegar en el Ártico.
Todas estas actividades humanas (tanto productivas como construcciones militares y maniobras de todo tipo) irán, sin lugar a dudas, en detrimento de todo el ecosistema del Ártico y, en especial, de la rica fauna marina que cada vez está en un mayor riesgo de extinguirse como son los casos del oso blanco, la ballena beluga, la morsa del Pacífico, el narval o el zorro polar, por señalar algunas de las especies más significativas de la zona.