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viernes, 27 de mayo de 2016

Invasión 1916 no aportó resultados deseados por EU

Invasión 1916 no aportó resultados deseados por EU

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La Guardia Nacional creada por los norteamericanos y de cuyas filas heredamos a Rafael L. Trujillo, el dictador que oprimió el pueblo por 30 años., quien inspecciona esas tropas.
El 16 de mayo de 1916 pisó tierra dominicana la primera bota militar norteamericana para iniciar una ocupación de ocho años y que sería un fracaso en más de un sentido para los Estados Unidos. Está a punto de cumplirse el centenario de ese bochornoso hecho, que debe mover a revisar ese proceso y reconocer a quienes se opusieron con la vida o la palabra.
Se trata de un centenario importante que están reivindicando la Comisión Nacional de Efemérides Patrias, el Archivo General de la Nación y la Academia Dominicana de la Historia.
La Academia ha re-editado el libro, escritor por el historiador norteamericano Bruce J. Calder, que resulta un imprescindible clásico con una primera edición en inglés en 1984 y de la cual la Academia ha hecho con ésta dos reimpresiones en español, en 1988 y 2006. Ahora se produce una tercera entrega.
Un libro valiente
Cercana ya la fecha del inicio de la primera intervención norteamericana en territorio centenario, cobra un valor especial la evaluación histórica que hace un especialista norteamericano, el doctor Bruce J. Calder, que en su estudio El impacto de la intervención.
República Dominicana durante la ocupación norteamericana 1916-1924, quien sostiene que la acción pesó mucho, en primer lugar a Estados Unidos, que debió pagar un alto costo económico y de vidas de sus militares, ganarse el descrédito internacional, incrementar el sentimiento anti-norteamericano en el Caribe y América Latina, por haber mancillado la soberanía de una nación que finalmente a punta de armas y la cultura levantada por sus sectores intelectuales de clase media, resistió hasta lograr la salida del último marine, el 12 de julio de 1924.
El historiador norteamericano dice que EU falló en derrotar la lucha lucha armada del Este y que tampoco pudo impedir que los intelectuales de clase media apoyados en la cultura, colocaran internacionalmente a Estados Unidos en una incómoda posición de descrédito.
Calder escribe con entera libertad y sin temor alguno a lastimar susceptibilidades nacionales norteamericanas..
El estudio del profesor Calder, retirado de sus labores docentes y de investigación desde hace seis años, sorprendió a la comunidad historiográfica en 1984, cuando fue publicada inicialmente en inglés, por la consistencia de su investigación, financiara por la Fundación Fulbright-Hayes y la Fundación Nacional para las Humanidades.
Calder sostiene que la ocupación militar tuvo dos víctimas: Estados Unidos que debió gastar millones de dólares de sus contribuyentes, además del costo en vidas de sus soldados caidos, sobre todo en las emboscadas de los guerrilleros patriotas (a los que los yanquis denominaron despectivamente “Gavilleros”) y que se hicieron fuertes sobre todo en los pueblos del Este del país.
Resalta que la resistencia dominicana fue ejemplar frente a las intervenciones que se iniciaron en 1823 en México, hasta 1930, y que perjudicó a Nicaragua, El Salvador y Hondura (1835); Puerto Rico (1898); Cuba y el obligado arrendamiento a perpetuidad de Guantánamo (1901); Panamá (1904 cuando se legítima en la Constitución que EU puede intervenir cuando quiera y se crea en 1946 la tristemente célebre Escuela Militar de las Américas, centro de enseñanza de torturadores y dictadores latinoamericanos); Haití (1915) y en el país en 1916. Siguieron otras intervenciones pero la lista es larga.
Los aportes
La ocupación militar norteamericana, – sostiene Calder- implicó la construcción de obras de infraestructura (sobre todo vías de comunicación entre importantes ciudades, puertos), acometidos no solo para favorecer la vialidad de los dominicanos sino para facilitar el desplazamiento de sus tropas y por tanto su dominio militar del territorio.
Otro aporte cuestionable fue la creación de la Guardia Nacional, a la que ingresa Rafael L. Trujillo para salir convertido en el oficial represivo y ambicioso, que posteriormente llegó a la presidencia mediante la fuerza y el fraude.
Los norteamericanos impusieron una legislación que favorecía sus intereses económicos en la industria y la agricultura. La ley de Registro de Tierras, impulsado por los norteamericanos, planteaba el país como un productor de materias primas para naciones industrialmente desarrollada.
Resistencia armada
La lucha armada de sectores populares contra las tropas norteamericanas, fue la espina en el costado del poderoso ejército yanqui. Desde su llegada, en batallas como la de La Barranquita, se proclamó la voluntad nacional contra los interventores. Esa resistencia se hizo fuerte en el Este, donde las grupos guerrilleros (que incluían a mujeres) desarrollaron una guerra de guerrillas que desesperó y provocó muertes, heridos y daños materiales a todo lo que fuera norteamericano.
La intelectualidad
Las tropas de ocupación perdieron igualmente, dice Calder, la batalla de opinión pública internacional por el papel tan activo de denuncia d elos intelectuales dominicanos, que incluso pagaron con cárcel y destierro su actitud de rechazo a la acción armada estadounidense.
Adicionalmente, apunta, se produjo una resistencia de los intelectuales de clase media, con Fabio Fiallo a la cabeza (preso y deportado por las huestes norteamericanas), que generó una actitud patriótica que levantó el nacionalismo frente a los intentos de imponer los hitos de la cultura norteamericana.
Libro y Autor
El libro: El impacto de la intervención
La RD durante la ocupación norteamericana de 1916-1924, es la segunda edición en español de este clásico de Calder, que ha reimpreso la Academia Dominicana de la Historia, con motivo del primer centenario de la acción militar y política que laceró la soberanía dominicana.
Esta entrega es impresa en Editora Búho, con cuidado de Bernardo Vega. Este libro un clásico que debe ser estudiado por representar una radiografía altamente documentada, redactada con rigurosidad científica .
Bruce J. Calder, estudió historia en la Universidad de Middletown, Connectticut e hizo un doctorado en la Universidad de Texas.
s especialista en historia de América Central y República Dominicana, además de ser estudioso de las políticas norteamericanas hacia América Latina. Fue profesor por 30 años en historia en Universidad de Illinois, Chicago.

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