RENACER CULTIRAL

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martes, 15 de diciembre de 2015

ASESINOS SERIALES DE LA HISTORIA ASESINATO SERIAL ASESINATOS

ASESINOS SERIALES DE LA HISTORIA ASESINATO SERIAL ASESINATOS


asesinos seriales

Giles de Rais alias “Barba Azul”Fiedrich Haarman alias “El Carnicero de Hannover”
Erzsebet Bathory alias “La Condesa Sangrienta”Peter Kürten alias “El Vampiro de Düsseldorf”
Herman Webster Mudget alias “El Doctor Torturador”Charles Willis Manson alias “Satan”
Henri Desire Landrú alias “Asesino de Mujeres”Jack El Destripador
Albert Fish alias “El Maniaco de la Luna”Dr. Petiot y las 63 Muertes “Patrióticas
John Jorge: Asesinatos Sin CadáveresEl “Dr. Muerte” Hernán Sander
La Pareja Asesina de ViudasEl Crimen “Perfecto” del Canciller

FAMOSOS ASESINOS SERIALES DE LA HISTORIA

Cualquier persona tiene la capacidad de actuar de manera violenta, lo que no significa que lleve a la práctica esa posibilidad. Hay individuos, sin embargo, más propensos que otros para orientar la agresividad innata de nuestra especie hacia la resolución de los problemas con los que se encuentran en la vida o, simplemente, para conseguir metas que desean.
Tales personas piensan de forma violenta y sus emociones y conductas se ajustan a esas ideas y actitudes. Los seres humanos más preparados para la violencia son los psicópatas y cuando su bienestar psicológico se centra de manera dominante en el control total y el terror de sus víctimas, estamos ante la peor clase de psicópatas: los asesinos en serie. El estadounidense Dennis L. Rader, alias BTK, es un ejemplo extremo de esta aberración de la naturaleza humana.
Un popular pastor que con su verborrea y fuerte personalidad seduce a un grupo de descerebrados para que asesinen a cuchilladas a una estrella de Hollywood, embarazada de ocho meses, y a los amigos que cenaban en su casa. Un individuo que viola y asesina a más de doscientos niños en la Colombia profunda. Una mente calenturienta que envía al crematorio a seis millones de personas por el mero hecho de ser judíos, además de provocar la mayor guerra del planeta Tierra. Y otro líder, contemporáneo del anterior, que «congela» literalmente a millones de sus compatriotas, condenados a trabajos forzados en los gélidos «gulags» siberianos. Un millonario árabe que idea y financia el «derribo» de las Torres Gemelas en Nueva York, el mayor atentado terrorista de la historia. Dos hermanos casi ancianos que se lían a tiros en un tranquilo pueblo de Extremadura, para cobrarse con varias vidas (dos niñas incluidas) una venganza contenida varias décadas. Una condesa medieval que se bañaba en sangre de cientos de desdichadas vírgenes con la absurda creencia de así poder engañar al paso del tiempo…
¿Monstruos? No, hombres y mujeres que tuvieron un padre y una madre, fueron niños, crecieron y se convirtieron en las peores personas de la historia de la humanidad. Por miles podemos contar Las malas gentes que hicieron del crimen una forma de vida. Asesinos natos, reyes y jefes de Estado, Papas, terroristas, mafiosos, forajidos e, incluso, gente de a pie como curas, médicos, policías, suegras, niños, padres de familia y, por supuesto, mayordomos. Todos ellos tiñeron de rojo la tierra que pisaron, para terror y vergüenza de sus contemporáneos.
Las crónicas registran criminales de este tipo desde la Edad Media, pero ha sido a partir del siglo XIX cuando se producen muchos casos célebres, desde Henri Désiré Landru hasta Marcel Petiot. En el siglo siguiente, el teatro de los sucesos se traslada a la joven Norteamérica, donde Lacassagne comenzó a tener razón: el medio y su circunstancia generan al criminal.
¿Qué convierte a un ser común, sin relevancia alguna, en un criminal en serie? ¿Es posible prevenir su gestación? La policía no puede detectar a priori al asesino y detener su raidsangriento. La Medicina Legal lo explicará, una vez apresado o muerto. La bacteria de la que hablaba el médico legal Lacassagne, ¿está en la sociedad y es imposible desterrarla?. La fabulosa ciencia moderna, ¿alcanzará a descubrir un antibiótico eficaz contra ella? Es posible que un asesino serial se origine en un estallido patológico nacido de su propia psicosis social, su inadaptabilidad y aun ante el rechazo; que una depresión combativa lo lleve a una neurosis de venganza hacia lo que lo motiva; que un mesiánico religioso, de cualquier signo , lo envuelva en su liturgia mortal. Una vez lanzado a su tarea destructiva, el asesino poda ser estudiado por sus vicios, aparentes modus operandi u obsesiones fijas, pero todavía no es posible prevenir lo que un vecino cualquiera puede realizar cuando algo hiere su razón y emerge la bestia o el Mr. Hyde que llevamos dentro.
Desde la condesa Báthory hasta los asesinos de nuestros tiempos, detectives, científicos y estudiosos de los casos de homicidio han tratado de desentrañar cómo funciona la personalidad, el cuerpo y la mente de los asesinos seriales, qué factores influyen en sus vidas para transformarlos de ciudadanos respetables en máquinas de matar sin sentimientos, caníbales o torturadores.
Muchas respuestas se encontraron a través de los tiempos, desde Franz Joseph Gall hasta Cesare Lombroso, pasando por tantos otros como los actuales psicólogos, perfiladores y estudiosos del tema que dedicaron su experiencia y años de investigación a develar la mente de un asesino serial.
Franz Joseph Gall (1758-1828): Médico vienes creador de la Frenología o «craneología», basó sus estudios de los criminales tomando como punto de partida las características de la personalidad y cómo se relacionaba esto con la forma del cráneo. Esta teoría se oponía al pensamiento científico tradicional, que separaba el cuerpo de la mente. El Dr. Gall pensaba que los caracteres y las funciones intelectuales de un individuo dependían de la conformación externa del cráneo, es decir, que podían analizarse las facultades y funciones de la mente porque ciertas áreas del cerebro se correspondían con caracteres psicológicos, guardando relación con el tamaño y la formación externa del cráneo. Estas tendencias se reducían a las de naturaleza amativa, adquisitiva, destructiva o combativa. Johann Cristoph Spurzheim (1776-1832), discípulo de Gall, popularizó esta teoría que interesó a los criminólogos, que trataban de definir la localización de la función criminal.
Cesare Lombroso (1835-1909) La teoría del criminal nato Este médico italiano nació en Verona el 6 de noviembre de 1835. Además de su carrera en medicina también se interesó por la Psiquiatría y cursó estudios en la Universidad de Pavía. Al ponerse en contacto con la obra de Darwin Del origen de las especies por vía de selección natural queda totalmente fascinado y la traduce al italiano. Allí, los estudios de Darwin sobre la evolución del hombre, partiendo del mono y pasando por el pithecanthropus erectus y otros humanoides más o menos inteligentes, influyen en Lombroso para la búsqueda de la relación que podría existir entre esta teoría y la criminología.
Lombroso, mediante sus observaciones, había concluido que tanto el criminal, como algunas ardillas y castores, presentaban hundimiento de la fosa occipital; a este rasgo Darwin lo llamaba «evolución atávica», que hacía regresar a la especie humana a la animalidad. El comportamiento criminal, entonces, no era consecuencia del mundo exterior sino una disposición natural en algunos sujetos, «criminales natos».
Durante casi diez años, Cesare Lombroso trabajó arduamente para demostrar su teoría: coleccionó grandes cantidades de cráneos y estudió la morfología de por lo menos 25.000 criminales o anormales.
Su profusa investigación fue volcada en su libro L’Uomo Delincuente (El hombre delincuente] de 1889, una obra que se explayaba sobre los rasgos característicos de los criminales. Además del hundimiento de las fosas occipitales, la lista incluía: caja craneana demasiado pequeña, muelas del juicio demasiado grandes, escasa vellosidad en el cuerpo, frente huidiza, arcos temporales pronunciados, mandíbulas fuertes y marcadas, fuerte desarrollo de cigomas (malares —huesos de las mejillas—), prognatismo (mandíbulas marcadas), fuerte pigmentación, cabello enrulado y espeso, defectos en las orejas, asimetría de la cara, y labios carnosos o hinchados. Sumó a estas características antropométricas otras de índole psicológica e intelectual; según este médico, los delincuentes carecían de sensibilidad y eran «psicópatas incapaces de sentir piedad y paradójicamente muy sentimentales Agrega que eran perezosos, versátiles e hipócritas.
El criminal nace criminal y está predestinado a delinquir. Para Lombroso es una especie humana distinta, que no podrá eludir su destino de criminalidad.
Clasifica a los criminales en
1- Criminales natos
2- Criminales locos
3- Criminales por pasión
4- Delincuentes ocasionales
a-Pseudo criminales, actos en defensa del honor
b-Delincuentes Habituales
c-Criminaloides (estados intermedios)
A pesar de su riguroso trabajo, la teoría no tenía sustento científico y fue atacada por su contemporáneo Jean Alexandre Lacassagne, fundador de la escuela lyonesca de la criminología que oponía a la teoría de Lombroso del «criminal nato», la del «medio social», es decir, que la sociedad era el caldo de cultivo de la criminalidad.
Para los criminólogos de esa escuela, como el Dr. Edmond Locard, no hay criminales congénitos sino medios y circunstancias que favorecen el crimen. A pesar de sus detractores y de que su teoría fue ampliamente superada, se debe reconocer a Lombroso el haber inventado una nueva ciencia: la Antropología Criminal, que no sólo se ocupa de la parte física sino también del estudio del comportamiento de los criminales, ya que hasta entonces la criminología se había interesado nada más que por el crimen Y sus circunstancias. A partir de Lombroso, el enfoque estaría en el criminal, su personalidad, su psicología y sus taras mentales. La obra de este médico fue prolífica, ya que publicó varias títulos además de El hombre delincuente, como por ejemplo El crimen político y las revoluciones, Las mujeres criminales y las prostitutas y El crimen: causas y remedios.
Algunos jóvenes que nacen en contextos marginales cometen actos de crueldad con apenas siete u ocho años de vida. Antonio Anglés, asesino de tres niñas de la localidad valenciana de Akásser (desaparecida), de pequeño ya mostraba una gran crueldad, y su propia madre le tenia miedo. Antes de cometer ese triple crimen había torturado durante días a una mujer a la que acusaba de haberlo estafado en un negocio de drogas.
Otros individuos explotan en la adolescencia y producen entonces una violencia extrema, cuando coincide una personalidad psicopática con un ambiente insoportable. Eric Harris, uno de los autores de la masacre del Instituto Columbine, en Colorado (EE.UU.), en la que murieron varios alumnos y profesores baleados, había escrito en su diario: “¿No se supone que América es el país de la libertad? Pues entonces, si soy libre, puedo quitarle a un jodido imbécil sus cosas si las deja descuidadas en su asiento. (…) Yo aplico la selección natural. A los jodidos imbéciles se los debería tirotear”.
Porque no es una cuestión solo del cerebro. Este órgano está expuesto desde el seno materno a las influencias del ambiente, ya sea el intrauterino o el del exterior, y un buen cuidado emocional y físico es necesario para que sus funciones cognoscitivas y emocionales se desarrollen normalmente.
Se ha comprobado que muchos asesinos en serie han crecido en ambientes marcados por los malos tratos físicos, psicológicos y/o sexuales, lo que ha dado pie a que algunos autores hagan énfasis en esas experiencias para explicar por qué un ser humano llega a despersonalizar a los otros hasta el punto de hacerlos objeto de la tortura y el asesinato. En particular, se ha comprobado que una falta de apego entre el hijo y la madre durante los primeros dos años de vida puede afectar el crecimiento normal del mundo moral y emocional del niño, como demostró el Bobby Frankseminente psiquiatra británico John Bolwy (1907-1990) en sus estudios de niños desasistidos del calor humano en las cunas de los orfelinatos donde los habían depositado sus padres anónimos. No obstante, está claro que no todos los psicópatas y asesinos en serie han vivido esas experiencias, y que la inmensa mayoría de los niños que son víctimas de abusos no se convierten por ello en asesinos.
Esto es algo que se hizo patente ante los ojos del mundo con el brutal crimen que perpetraron en Chicago, en 1924, Richard Loeb y Nathan Leopold, dos jóvenes ricos y talentosos que mataron al niño Bobby Franks -hijo de unos amigos de sus padres- únicamente para mostrar a todos que eran verdaderos super hombres, capaces de cometer el crimen perfecto, secuestraron al salir de su casa engañándolo para que subiera a su auto, le dieron un golpe  en el cráneo y luego pidieron un rescate a sus padres para enmascarar el homicidio. Nadie rudo demostrar nunca que esos jóvenes de 19 y 18 años, respectivamente, hubieran vivido en un ambiente enfermizo o violento durante su infanta: su crimen era algo incomprensible porque nada lo podía explicar con criterios basados en el sentido común.
EL PSICÓPATA MODERNO:
La mente del asesino en serie sigue siendo un enigma porque nunca podemos saber a priori dónde va a surgir esa adicción al crimen múltiple. Ted Bundy es un ejemplo supremo por varias razones. En primer lugar, dado que su aparición, en los primeros años de la década de 1970, marcó el inicio de la época moderna del asesino serial, al comienzo de la era de la tecnología cibernética, cuando el asesino vive en un mundo opulento y se adapta con extraordinaria pericia a los nuevos tiempos de relajación moral y hedonismo, rasgos que van a definir a nuestras sociedades en contraste con el puritanismo de los años de la posguerra.
Bundy estudió unos cursos de Derecho y de Psicología, trabajó para una asociación de ayuda a víctimas, se empleó como voluntario en campañas para la elección del gobernador del estado de Washington, era inteligente, atractivo, de maneras agradables… Pero él personifica como nadie al sádico sexual, especializado en mujeres jóvenes, lindas, universitarias: las engañaba para que subieran a su auto, las golpeaba y neutralizaba, y a continuación las llevaba a una guarida alejada en el campo donde las torturaba y, finalmente, asesinaba; en varias ocasiones, además, regresaba al lugar donde había abandonado el cadáver para volver a tener sexo con ellas.
Bundy es el personaje real en el que se basó Thomas Harris para la parte de El silencio de los inocentes en la que Hannibal Lecter colabora con la agente Sterling para capturar al asesino Buffalo Bill. Ocurrió que en aquellos años, cuando ya Bundy esperaba su ejecución en una cárcel de Florida, el FBI estaba desesperado por capturar a otro psicópata serial, el Asesino del Río Verde, quien había matado a numerosas prostitutas. Bundy los llamó y les ofreció un trato: que negociaran una demora en su ejecución y él, a cambio, les daría pistas para atraparlo.
El asesino en serie más famoso en la historia de la ciudad de Nueva York actualmente cumple una condena de 365 años por matar a seis jóvenes y herir de gravedad a otros siete. Entre julio de 19P6 y julio de 1977, David Berkowitz se dedicó a asesinar a parejas de jóvenes que estaban haciéndose arrumacos en el interior de sus autos, disparándoles con una pistola del calibre 44. Había escrito a la policía: “fue encanta cazar.
Deambuló por las calles buscando mis presas”. Luego de ser capturado, cuando explicó que mataba siguiendo las instrucciones del demonio que emanaban de los ladridos del perro de su vecino, Sam Carr, la prensa lo bautizó como “el Hijo de Sam”. En el juicio, tres psiquiatras declararon que era un esquizofrénico que se creía poseído por los demonios, pero el cuarto, el famoso psicoanalista David Abrahamsen (1903-2002) dijo que, aunque se trataba de un hombre atormentado, estaba fingiendo, situación que el propio Berkoujitz reconoció posteriormente.
Sin embargo, en la actualidad, el Hijo de Sam vuelve a sostener que era verdad que Satanás se había apoderado de él, “en un sentido psicológico”, ahora es el pastor del módulo en el que habita en la cárcel (pertenece a la Iglesia de los Cristianos Renacidos) y además ayuda como consejero en los programas de rehabilitación. Cuenta con su propia página web y tiene el apoyo de fieles poderosos. Para ellos es un icono, la prueba de que la misericordia de Dios es infinita y de que puede arrebatarle a Satanás uno de sus hijos más perversos. Berkoujitz ha dicho: “El Señor me alcanzó con sus manos piadosas y me salvó la vida. yo solo puedo darle las gracias”.
CRIMINOLOGÍA: LA CIENCIA CONTRA EL CRIMEN
Los falsificadores, ladrones, criminales, etc. oponen frecuentemente a las acusaciones de la policía un sólido sistema de defensa, apoyado en coartadas perfectamente urdidas, que en muchas ocasiones parecen irrefutables. Para descubrir las posibles fallas de este entramado, y poder presentar hechos rigurosamente objetivos que hayan de ser utilizados judicialmente, existe una disciplina, denominada criminología, que utiliza conjuntamente datos biológicos, químicos, físicos y matemáticos.
Un capítulo muy importante y muy conocido de esta ciencia es el dedicado al estudio y clasificación de la/s huellas dactilares. Como es sabido, las huellas dactilares de un individuo permanecen idénticas desde su formación en el período uterino hasta su muerte. Esta inmutabilidad ha sido confirmada con experimentos y es un hecho perfectamente establecido. Las variedades que pueden adoptar los pliegues cutáneos que las forman son tan numerosas que es casi imposible que dos individuos presenten las mismas huellas. Éstas se clasifican con arreglos a les dibujos que presentan, a fin de facilitar su identificación. Del mismo modo, se encuentra actualmente muy desarrollada la técnica del “revelado” de las huelles ct-;ee:ces ; presunto malhechor.
Otra técnica muy utilizada, y que oímos mencionar con frecuencia en los periódicos y en las películas, es le foto-robot. Como es bien conocido, la foto-robot consiste en una superposición de distintos rasgos tipo, con objeto de reconstruir un rostro definido. Aunque la eficacia de esta técnica descansa en la subjetividad del testigo ocular que trata de identificar el rostro que ha de reconstruirse, ha producido ya resultados suficientemente satisfactorios para que se siga trabajando en su sistematización.
Otro de los capítulos más importantes de esta ciencia es el dedicado al estudio de las estrías que todo proyectil presenta sobre su superficie, después de haber sido disparado. El cañón de un arma de fuego tiene ciertas irregularidades o imperfecciones que producen sobre el proyectil una serie de rayas y trazos, a través de los cuales puede determinarse con gran precisión la marca y el modelo del arma utilizada. Una vez que se conocen éstos, es posible determinar por comparación el arma que ha disparado el proyectil en estudio. De esta forma, se puede decir que todo proyectil tiene su propia “huella dactilar”.
La criminología estudia también la detección de falsificaciones. Muchas y muy variadas técnicas físico-químicas ayudan al criminólogo en el cumplimiento de este cometido. .Las áreas de un documento que han sido lavadas, con objeto de borrar las palabras que contienen, pueden detectarse fácilmente por medidas de absorción luminosa, ya sea visible, ultravioleta o infrarroja. En algunos casos, estas áreas se detectan con medidas de conductividad eléctrica. La cromatografía interviene en el análisis de las tintas empleadas en sustituciones de palabras, pudiendo determinarse fácilmente la composición de éstas, e incluso la fecha aproximada de su utilización.
Actualmente, se encuentra en desarrollo un método de análisis por activación nuclear, que consiste en determinar cualitativa y cuantitativamente la presencia de pequeñísimas cantidades de ciertos elementos, exponiéndoles a las radiaciones emitidas por un ciclotrón o un reactor nuclear.
Estos elementos se trasforman en radioisótopos, los cuales presentan un espectro de desintegración muy característico, que puede utilizarse con propósitos de comparación o identificación. Parece que este método sirve para identificar automovilistas que se dan a la fuga, así como para determinar la persona que ha disparado una cierta pistola, usando como elementos de análisis pequeñísimos vestigios de antimonio y bario que siempre quedan en la mano del que dispara. Esto no es más que un leve esbozo de las posibilidades de la criminología, la cual pone al servicio de nuestra sociedad progresos de la ciencia moderna.
Basado en: Asesinos Seriales “Crónicas del Horror” A. B. Pesce
Los Seres Mas Crueles y Siniestros de la Historia
Wikipedia – Asesinos en Serie – 
Revista Hechos Mundiales
Revista Muy Interesante N°8 Año: 4
Revista TECNIRAMA N°41

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