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sábado, 21 de noviembre de 2015

Herminia Night Club”: prensa y prostitución en tiempo de Balaguer





Te gusta esta página · 18 de noviembre 
 

Herminia Night Club”: prensa y prostitución en tiempo de Balaguer

Es innegable. La prostitución es un mal enraizado en la sociedad dominicana y quienes lo controlaban durante los “doce años de Balaguer” contaban con la suficiente influencia como para salir ilesos de las acusaciones que se les hacían en aquellos tiempos. Esto quedó demostrado en un hecho de violencia contra un periodista y un reportero gráfico que se atrevieron a investigar y publicar una serie de artículos sobre el negocio del sexo y el placer.

En la tarde del domingo 7 de abril de 1974 el periodista Antonio Espinal y su acompañante, el reportero Rafael Reyes Báez, fueron atacados por varios sujetos que los golpearon con tubos metálicos, causándoles heridas en la cabeza al periodista y ruptura del brazo a su ayudante, para luego dejar abandonados en el cementerio de la Máximo Gómez, los objetos utilizados para la agresión. Espinal había denunciado los abusos y maltratos contra meretrices que trabajaban en centros nocturnos, en los establecimientos que se identificaban como “Nancy” y “Herminia” y otros menos sonados.

Las golpizas al periodista y al reportero grafico llevó la investigación hasta los propietarios de varios establecimientos de la capital, entre ellos “Herminia”, “Nancy”, el conocido “Meneíto” y a un tal “Frank”, que estaban entre los mencionados por el comunicador en los artículos que publicaba en el vespertino El Nacional de Ahora desde principios de 1974. De los escritos aparecidos durante el mes de marzo se destacaban : “Prostíbulos de hombres operan en la Capital”; “Prostíbulo de hombres opera al lado de colegio”; “Cantantes frecuentan burdeles de hombres”; “Meneíto utiliza policías para proteger prostíbulos”; “Burdeles Meneíto y Fedé utilizan métodos diferentes”; “Nancy”: otra negociante prostitución gran escala”; “Revelan coronel PN es socio de Nancy”; “Herminia ha enriquecido con la prostitución”; “Herminia tiene más de veinte años en negocio de prostitución”, y otros que al parecer tocaron puntos irritantes del comercio de la carne y el placer.

El negocio del sexo era un mal históricamente presente y tolerado en República Dominicana, que tomó apogeo a finales del siglo XIX con el proceso inmigratorio producido por el auge de la industria azucarera, especialmente desde las Antillas. Temprano el siglo XX, en la zona colonial, tanto en la calle Isabel la Católica como en la que ahora llamamos Meriño, existían lupanares. Así lo consigna Francisco Veloz Molina en el libro “La Misericordia y sus contornos”: lugares que se identificaban por la procedencia de las mujeres que allí trabajaban

Portada de El Nacional, sobre las actividades de Herminia
El negocio del sexo era un mal históricamente presente y tolerado en República Dominicana, que tomó apogeo a finales del siglo XIX con el proceso inmigratorio producido por el auge de la industria azucarera, especialmente desde las Antillas. Temprano el siglo XX, en la zona colonial, tanto en la calle Isabel la Católica como en la que ahora llamamos Meriño, existían lupanares. Así lo consigna Francisco Veloz Molina en el libro “La Misericordia y sus contornos”: lugares que se identificaban por la procedencia de las mujeres que allí trabajaban.

En tiempo de la ocupación militar norteamericana se trató de regularizar la actividad y en pueblos surgieron zonas de tolerancia, mientras que en la capital se hizo famosa en ese tipo de tratas la barriada de “La Barahona del Norte”, que luego se conoció como “Borojol”. En la época de Trujillo pareció que el negocio se expandió por el sector de Villa Francisca, por la avenida José Trujillo Valdez, hoy avenida Duarte, y la calle Barahona principalmente; también a las afueras de la ciudad, por la avenida Máximo Gómez, el kilometro 9 de la carretera Duarte y otras zonas periféricas de la Capital. En 1951 la legislación tocó algunos aspectos del ejercicio y en 1958 la actividad fue prohibida, pero sin resultados prácticos. A principios de los años sesenta, ya sin control, Herminia instaló sus negocios en Villa Juana y desde allí se extendió hasta la avenida Máximo Gómez donde abrió el burdel que llevaba su nombre: “Night Club Herminia”.

La dama, que llegó a ser de la más poderosas con influencia política, empresarial y hasta policial tenía “padrinos” que la apoyaban y protegían en los diferentes ambientes de la vida capitaleña, con incidencia marcada sobre funcionarios del gobierno y en el mundo diplomático, y hay quienes decían que también tenía vínculos con partidos de izquierdas pues colaboraba con ellos económicamente, protegiendo y hasta escondiendo algunos de sus miembros.

Con una edad aproximada de 50 años en 1974, debió haber nacido en los años de la ocupación militar americana o en tiempo en que el general Horacio Vásquez era presidente de la República. Instaló su primer prostíbulo en la ciudad de Barahona para 1960, un centro nocturno que llevaba su nombre ubicado muy cerca del “Parquecito de los Sueros” de donde se trasladó a la ciudad de Santo Domingo en 1962 abriendo el primero que llevaba su nombre, en la calle Mauricio Báez.

Dueña de centros exclusivos que ella llamaba “night clubes”, era propietaria del que llevaba su nombre en la calle Félix Evaristo Mejía esquina Máximo Gómez, con dos plantas, 10 salones y unas 100 mujeres. Además de “sucursales” distribuidos en la capital, Herminia poseía un establecimiento en la calle Pedro Livio Cedeño con Marcos Adón, que llevaba el nombre de “Barra Ville Ville”.

De acuerdo con el periódico El Nacional, poesía una lujosa residencia en la Prolongación Bolívar, un costoso automóvil y vehículos destinados al transporte urbano de la ciudad capital. Sus negocios eran amenizados por orquestas y combos de los más populares y reconocidos de entonces, y en las fiestas y otras actividades era común la participación de funcionarios, turistas y diplomáticos extranjeros que “pagan altas sumas de dinero (…) para evitar que la negociante en prostitución divulgue la visita”.
Aunque el “night club Herminia” tenía al servicio de los clientes más de cien mujeres, los parroquianos no utilizaban los dormitorios del establecimiento, los que sí eran utilizados por las “empleadas” a la espera de clientes que, después de pagar un peaje, las llevaran a moteles u otros lugares de su interés.

Aunque el “night club Herminia” tenía al servicio de los clientes más de cien mujeres, los parroquianos no utilizaban los dormitorios del establecimiento, los que sí eran utilizados por las “empleadas” a la espera de clientes que, después de pagar un peaje, las llevaran a moteles u otros lugares de su interés.
“Tía Herminia”, como algunos la llamaban, era considerada una mujer rica. En diciembre de 1973, dice El Nacional, fue asaltada “´por cuatro hombres armados que la despojaron de la suma de 14 mil pesos”, una cantidad considerable en aquellos tiempos. Agredida físicamente, la despojaron de su vehículo que luego fue abandonado en la calle Pedro Livio Cedeño con la esquina Máximo Gómez. Pero Herminia no estaba sola en el negocio de la prostitución capitalina; también era muy popular el burdel de la famosa “Nancy”, a quien se le tenía como rica y competencia de la primera. El periodista Espinal pareció tocar los intereses del sector relacionado con los negocios vinculados a las tratas y la reacción no se hizo esperar.

El comunicador del periódico El Nacional fue atacado el 7 de abril, domingo en horas de la. Días antes, el 25 de marzo, Herminia había enviado una carta al periódico: “Propietaria del “night club” (…) declaró hoy que ella no es culpable de que en la Republica Dominicana exista la prostitución” y apuntó : “Soy yo, Herminia Tejada, culpable de la existencia de la prostitución en la República Dominicana?. Tengo yo la culpa de que esa sea una actividad, hasta ahora no proscrita legalmente en la gran mayoría de países democráticos del continente?. Han denunciado alguna o algunos de los empleados de mi negocio, presión física o sicológica de mi parte para mantenerse trabajando bajo mi dependencia?. Entorpecen mis actividades comerciales, el normal desarrollo económico y cultural del país?”. Para concluir: ““Quisiera dejas bien claro antes de finalizar, que he invertido un capital considerable en mis negocios, y que no temería invertir todo lo que tengo en cualquier otro tipo de licito comercio, siempre y cuando el país disfrute del clima de estabilidad institucional que le ha caracterizado en los últimos años. Esta es la realidad, lo demás es puro romanticismo”. (Carta: “Herminia dice no es culpable exista prostitución en la RD”, El Nacional, 25 marzo 1974).

Días después de que su correspondencia apareciera en El Nacional, el periodista Espinal resultó agredido por desconocidos, lo que hizo que la prensa presionara para que los responsables fueran llevados ante la justicia. La policía procedió a detener a quienes parecían los más afectados por los artículos del periodista: Nancy, Herminia y un tal Frank para ser interrogados. Para dar seguimiento al hecho de violencia, el jefe de la Policía general Salvador Lluberes Montás desinó una comisión de “alto nivel” formada por los subjefes coroneles Paulino Reyes de León, Robinson Brea Garó y Luis Arzeno Regalado, jefe del Servicio Secreto; además de Manuel Ramón Polanco Díaz del Escuadrón contra Homicidios.

En los interrogatorios realizados por la Comisión, una prostituta conocida como “la china” acusó al grupo de detenidos, entre ellos uno conocido como “Meneito” y al conocido como Frank propietario del “Bar Dos” que en la calle Eusebio Manzueta se dedicaba a la prostitución homosexual, de ser los que planificaron el atentado contra los corresponsales, acompañados de miembros de la policía. La mujer, que dijo llamarse Yocasta, explicó que las meretrices planificaron el atentado contra Espinal “porque nos está haciendo la vida imposible”. La versión fue negada por los acusados y dijeron que la misma “se ha planeado para hacerle daño”.

En medio del revuelo provocado por la agresión y el apresamiento de las prostitutas, el doctor Matos Ruiz, Director Nacional de Salud, sugirió que en la capital fuera creada una zona de tolerancia para la prostitución, a titulo paliativo del problema y para controlar el comercio que “atenta contra la moral de la juventud”.
La investigación de la Policía concluyó con un resultado inesperado para la sociedad y para la prensa, pues la institución acusó a El Nacional de fabricar testigos y al periodista Antonio Espinal de “haber trabajado para esa institución como “ubicador” de los sectores de izquierda de la ciudad de Mao”; mientras que del reportero gráfico Rafael Reyes Báez, dijo que este no fue agredido por los desconocidos y que su brazo no estaba roto como él y el periódico dijeron. Desacreditada la versión de la golpiza, los implicados fueron liberados para continuar con sus actividades. Era innegable: el hecho demostró que la prensa, “el cuarto poder” de que tanto se hablaba, tenía menos influencia e importancia social que los dueños de los burdeles de la ciudad capital.

(Para este artículo, de la serie “Crónicas de los 12 Años”, fueron utilizados: “Prostitución: afirman Herminia utiliza policías guardaespaldas”, El Nacional, 20 de marzo 1974; “Herminia dice ha enriquecido con la prostitución”, El Nacional 19 de marzo 1974; “Interrogan Herminia, Nancy; apresan cabo”, El Nacional, 10 de abril 1974; “Presas Nancy, Herminia”, Ultima Hora, 10 de abril 1974; “Acusan El Nacional de “fabricar” testigo”, El Nacional, 15 de abril 1974).

Texto: Alejandro Paulino Ramos, para acento.com

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